XXXVIII

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La habitación estaba en silencio o quizás solo era la cabeza de Jeongin que no presentaba nada dentro, simplemente vacío, una fuerte presión en el pecho y un constante sentimiento de hundimiento que ya comenzaba a volverse rutinario. No quería abrir los ojos, no quería mover sus manos, no quería simplemente despertar de ese sueño que había estado teniendo, porque lo que más le asustaba era ver el paisaje destruido que había quedado luego de la peor catástrofe de todas, la guerra que ellos mismos habían buscando ganar.

No quería abrir los ojos porque sabía que estaría en la enfermería o lo que quedaba de ella. No quería abrir los ojos porque no estarían ni Minho, ni Felix, ni Hyunjin y mucho menos Jisung. Simplemente quería mantener los ojos cerrados hasta que su corazón dejara de latir y así poder acabar con todo el dolor que crecía constantemente en su cuerpo.

Pero tuvo que hacerlo, como siempre, abrir los ojos y salir de esa oscuridad que su mente le proporcionaba, debía volver a la realidad pues la fantasía era más dolorosa a la larga. Su cuerpo acostado en la cama de lo que suponía era su habitación en el búnker, estaba completamente vacía y lo único que pareció llenar ese sentimiento fueron los suspiros de dolor que salieron de los labios de Jeongin. Se acomodó en su lugar, apoyando las manos detrás de su espalda y mirando un punto fijo de la habitación. Relamió sus labios y trató de recordar lo más que pudo de aquella noche donde terminó su conciencia.

Las lágrimas no tardaron en atentar su estabilidad, cada día que pasaba, más abajo se encontraba, más solo, más roto. Quería secar esas pequeñas gotas en sus mejillas pero se creyó incapaz de tapar el dolor, de cualquier forma estaba claro lo destruido que estaba su mundo. Un sollozo se escapó de sus labios, ni siquiera lo contuvo, sus piernas se subieron hasta su pecho y su vista se desvío hasta el espejo en su habitación cargado de polvo y años de antigüedad. Vio su imagen en el reflejo, su cabello negro y despeinado, un corte en su labio, frente y mejilla. Además de un claro golpe en su cuello, en su estómago y en su brazo, en el lugar que había golpeado el suelo cuando Jisung lo empujó. Vio las lágrimas secas y sus manos frías hacer presión en su piel.

Extendió la palma hasta el frente, notando pequeñas cicatrices en la punta de sus dedos, como si hubiese alguna especie de raíz dentro de su piel que iba desde la mitad de sus dedos hasta el final. También sintió una extraña depresión que no tuvo que ser adivino para saber que era, la pérdida de un alma gemela es lo más doloroso que vive un Aurum.

Por eso había deseado tanto no conocerla, porque inevitablemente, en un mundo rodeado y consumido por el fuego de un infierno en las alturas, era imposible de evitar el sufrimiento, la pérdida o la ausencia de sentimientos. Estaba destinado a sufrir, ese era su único destino, su propósito, ¿Verdad? Perderlos a todos.

Sus ojos se cerraron y su mente divagó por el búnker, buscando alguna mente activa y así fue, no tardó en invadir los dolorosos pensamientos de Chris, diciéndose a sí mismo lo mal amigo que había sido al no poder cuidar de su única familia. Jeongin negó con la cabeza y a duras penas se levantó de su cama, saliendo al pasillo con una mano en su brazo aún adolorido y sintiendo el frío aire chocar con su piel.

Caminó por allí, recorriendo recuerdos de años pasados y deteniéndose en la fuente de las tres razas, notando la paz que se suponía que debía existir y sintiendo cierto enojo en su pecho. ¿Paz? Vaya mierda, Jeongin tenía en su pecho muchos sentimientos pero ninguno se asemejaba a la piedad y quizás eso era la principal razón de porque su mundo se veía tan sumido en llamas en un futuro, quería venganza. Jeongin había sido forzado a ser el monstruo de aquellos cuentos y no se detendría hasta acabar con todo lo que algún día le causó daño.

Caminó hasta las escaleras del búnker, notando que Chris estaba allí, sentado en un peldaño mientras Changbin y Seungmin se encontraban parados al frente del pelinegro con los brazos cruzados y en completo silencio, solo haciéndose compañía. Jeongin se acercó a aquel escalón, sentándose al lado de Chris un peldaño más arriba y apoyando sus antebrazos en las rodillas. Su vista fue a parar al búnker, había varias grietas nuevas, el lugar se estaba cayendo a pedazos y lo sabía, su luz había sido demasiado potente aquella noche y había generado demasiado caos que hasta el búnker lo había sufrido.

In My Head - [Hyunin] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora