IXX

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La noche había llegado más rápido de lo que HyunJin hubiese querido, quizás un poco más de tiempo le hubiese venido increíble para mentalizarse por lo que estaba por hacer. Aunque también, quizás, ese tiempo le hubiese servido no solo para pensar todo con claridad, sino también para arrepentirse y no había suficiente tiempo para eso, vivía en una constante cuerda floja y prefería concentrarse en lo que faltaba hasta la próxima base y no en lo lejos que estaba del suelo.

Apoyó su espalda en la pared del local Wolfgang, el humo había sido soltado hacía mínimo dos horas, pero el se había mantenido respirando con un pañuelo en su boca, aunque muchas partes de su cuerpo se comenzaron a debilitar fácilmente, debía mantener su mente ocupada, sobre todo cuando su cuerpo le delataba su interior escondido.

Miró por el costado de la parte trasera del lugar y notó como varias personas hablaban entretenidamente en una esquina con un cigarrillo entre sus dedos y utilizando un par de encendedores como si el fuego fuera alguna clase de juego. Hyunjin volvió a su lugar, se sentía nervioso como si nunca antes hubiese hecho eso, cuando había pasado casi toda su adolescencia escondiéndose de policías y ladrones peores que el. ¿A dónde había ido toda su valentía cuando se encontraba otra persona más en el medio? Por supuesto que sabía la respuesta, joder, detestaba con su alma todo sentimiento que generaba su pecho.

—Ojala pudiera cambiar mí maldita telepatía con Jeongin por un aniquilador de emociones. —Susurró el castaño, soltando el pensamiento en voz alta.

Cerró los ojos, se concentró solo en su respiración, dejó que el miedo no fuera una debilidad tal y como los del búnker le habían dicho y por primera vez en mucho tiempo, mantuvo su cabeza tranquila y sin pensar demasiado las cosas.
Pero justo cuando estaba por salir de su meditación mental, su cuello vibró e inconscientemente Hyunjin llevó su mano derecha a ese lugar y su cuerpo se tensó al escuchar cada palabra que Jeongin le estaba diciendo en su mente. Estaba enojado, no había que mirarlo para saberlo, también parecía decepcionado y Hyunjin no sabía el porqué, el era un asesino personal que tendría que haberlo matado hacía semanas al menor, no podía haberle agarrado alguna especie de cariño en menos de dos meses. ¿No?

Hyunjin cerró los ojos con fuerza, sus puños se cerraron y por unos segundos, en cuanto abrió los ojos, creyó ver cómo una sombra enorme se esfumaba de golpe. ¿Era su imaginación jugándole en contra?

Se alejó del muro y apretó su mandíbula con enojo, no podía sentirse así ahora, no debía añorar la cama que se había encargado de criticar todo este tiempo, ni las burlas de Jisung, ni la voz de Jeongin, ni mucho menos la cara totalmente neutra que le regalaba Chris cada vez que hablaba. No, el no podía extrañar nada de eso porque no le pertenecía, el no era de ese mundo, tal vez ahora se estaba dando cuenta.

Se concentró en el presente, le costó minutos enteros lograrlo por la debilidad que el mismo humo Aeris había generado y, aún con una mano en su boca y el pañuelo en la misma, dejó de respirar por unos segundos. Pasaron quince segundos en silencio y concentración, tiempo suficiente para que su cuerpo hormigueara en cada extremidad del mismo y sus manos, piernas, abdomen y cabeza desaparecieran en el aire. Ahora era solo un ser invisible que deseaba mantenerse así por mucho tiempo y no cansarse una vez que estuviera dentro. No iba a tocar la puerta, no quería morir sin decir el trato primero, iba a entrar, iba a negociar con Jun y solo con el e iba a liberar a Seungmin. Eso era todo el plan y si salía bien, Seungmin volvería mañana por la mañana al búnker y el nunca más volvería a pisar ese lugar. Perfecto. Nada podía arruinarlo, ni siquiera esa presión en su pecho.

Se acercó en silencio hasta la puerta del local, apoyó su mano en la puerta y tras ver qué efectivamente estaba cerrada, caminó hasta la puerta trasera, una pequeña puerta gris oxidada que solo usaban en caso de escape. Hyunjin aprovechó sus conocimientos sobre ese lugar y sacó un pequeño alambre que encontró en el camino por el callejón, apoyó el alambre en el interior de la cerradura y se concentró en no hacer mucho ruido. En cuanto la cerradura soltó un "Click", una sonrisa se formó en los labios de Hyunjin.

In My Head - [Hyunin] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora