¿Por qué la vida tenía que maldecirlo haciéndolo un omega? Ser un omega en Karmaland era lo peor que podía pasarle.
Karmaland 4 y Karmaland 5 ！！
(Ligera mención del DSMP)
Estos one-shots pueden ser o no parte del fic principal, para que no se pierdan jaja.
Esta es una continuación del one shot anterior (aunque no sé si realmente llamarlo one shot jajsjas), ustedes lo pidieron y sus deseos son mis órdenes <3
Recuerden que todo esto se escribe usando la imagen de los PERSONAJES de Karmaland, no la imagen de los youtubers, ¡Disfruten!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Con lentitud, abrió los ojos, su rostro estaba siendo golpeado por la luz del ocaso, las clases terminaron y sólo quedaba él. No se movió, sólo miró fijamente a la ventana mientras escuchaba la bulla de los estudiantes restantes en el patio frontal, listos para marcharse a casa. Un par de toques en el hombro lo sacaron del trance, se levantó y lo observó por un par de segundos, aún con los ojos hinchados por la siesta de una hora que tuvo.
Luzu le sonrió, indicándole que era hora de irse también. Samuel tomó sus cosas y seguido de un leve bostezo asintió, siguiendo al menor a la puerta del aula.
Emprendieron su caminata por el pasillo que eventualmente iba quedándose vacío, los únicos por ahí eran ellos, alguno que otro estudiante que ayudaba a los profesores a recoger y guardar papeleo, y otros que se quedaban a actividades extracurriculares e iban en camino a las áreas correspondientes. Escucharon pasos rápidos acercándose hacia ellos, lo ignoraron hasta que la persona causante de ellos se detuvo en seco a algunos pasos de distancia. Ambos se giraron para hallarse con la grata sorpresa.
—¡Hola Samu!— se agachó sosteniéndose sobre sus rodillas, inhalando y exhalando, intentando recuperar el aliento —Te estaba buscando, quería preguntarte si querías que te acompañe a casa.
—No gracias, Rubén, llegaste tarde, Borja y yo nos vamos juntos.
—¡Sólo por hoy!— juntó sus manos rogando —¡Por favooooooor! Di que sí, sólo esta vez, si te aburro no volvemos a irnos juntos.
Samuel miró a Luzu quien le asentía, después devolvió la mirada a Rubén quien se veía desesperadísimo. Suspiró rindiéndose, y aceptó haciendo que Rubén saltase de la emoción, lo tomara de la mano y apresurara el paso dejando atrás a Luzu, no sin antes despedirse de él y darle las gracias.
Salieron de la escuela y relajaron el paso, Rubén caminaba con la sonrisa más torpe que haya puesto en su vida sin soltar su mano. De vez en vez le dedicaba una mirada sólo para darse cuenta de que Samuel caminaba mirando al frente o checando su móvil, y bufaba, quería que lo mirase a él, pero no perdía los ánimos, no se iba a rendir. Llegaron a una pequeña tienda de conveniencia, Rubén se detuvo y pidiéndole que esperase ahí, entró a paso veloz. Uno o dos minutos después salió con dos refrescos, le entregó uno.
—Sé que es tu favorito— sonrió.
—Eso es aterrador, pero gracias— lo recibió dudoso, ¿Cómo diantres sabía eso? —¿No le echaste nada, verdad?
