¿Por qué la vida tenía que maldecirlo haciéndolo un omega? Ser un omega en Karmaland era lo peor que podía pasarle.
Karmaland 4 y Karmaland 5 ！！
(Ligera mención del DSMP)
¡Recuerden que el fic se basa en los PERSONAJES, no en los youtubers, disfrútenlo mucho, es un placer volver a escribir para ustedes! <3
¡Ah! Por cierto, recuerden que la serie terminó hace ya bastante tiempo, así que tal vez omita algunos detalles o sea incongruente en algunos aspectos, ya no recuerdo mucho ;(
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-¡Quiero otro bebé!
Luzu llevaba semanas pidiéndolo, no, rogando por tener otro hijo, había entrado en celo y su organismo exigía a gritos concebir otro polluelo, pero Auron se negaba rotundamente a hacerlo, ¿Cuántos más? ¡Si ya tenían ocho hijos, a ese paso alcanzarían a Lolito y Mangel que ya tenían dieciséis pequeños (e iban por más, les encantaba adoptar)! ¿Qué clase de competencia era? Su economía se iría en picada si Luzu no era reelegido como alcalde o si Auron tenía un descenso laboral, ¡definitivamente no podían permitirse un noveno hijo!
El omega argumentaba que amaba tener un bebé cargado en brazos, que sus mejillas eran adorables y apretables, que verlos crecer y aprender a caminar era la mejor dicha que se podía tener, y Auron no lo negaba, aunque no era fan de los bebés amaba a sus hijos e hijas con todo su corazón.
Pero no más, Luzu siempre hacía lo mismo, porque sabe que es lindo y se aprovecha de ello para convencerlo, ¡no más!
Por supuesto que todo el berrinche no lo hacía frente a sus hijos, siempre era en cuanto cerraban la puerta para irse todos a la escuela, ahí era donde empezaba el drama diario de una hora antes de que ellos también tuvieran que tomar caminos separados a sus trabajos.
Nunca había sido más que una simple rabieta y algunos besitos, pero Luzu finalmente se había dado cuenta de que Auron no volvería a ceder si no cambiaba su modus operandi.
Esa mañana Auron preparaba las ocho loncheras, equipándolas con un sándwich, algo de fruta picada, puré de papa, nuggets y los aderezos que sabía que le gustaba a cada uno, y claro, sus cubiertos de plástico y sus cajas de jugo de manzana. Los pequeños caminaban por toda la casa vistiéndose, tomando sus cosas o viendo la televisión, dependía de qué tanto tardaba cada uno en arreglarse, los mayores ayudaban a los menores a vestirse, así que eran ellos quienes debían madrugar un poco más.
Dieron las 7:50 de la mañana, todos se formaron a lado de la barra de la cocina con sus respectivos uniformes, tomando en orden sus loncheras marcadas con cada uno de sus nombres, finalmente, salieron de la casa, permitiendo que Auron soltase un suspiro de cansancio, porque ya sabía lo que se venía a continuación.
Caminó al sofá y se sentó, esperando el momento en el que Luzu bajase a hacer su berrinche.
Pero no sucedió. Esperó otro par de minutos, y seguía sin suceder nada, ¿al fin se habría rendido? Imposible, Luzu era la persona más terca que conocía, sería capaz de cruzar el mar nadando con tal de obtener lo que quisiera o ganar cualquier discusión, teniendo eso en mente, le preocupó su esposo, así que se dirigió al dormitorio principal.
