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Eran cerca de las siete de la tarde, el sol comenzaría a ocultarse en cualquier momento, así que debían ser rápidos

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Eran cerca de las siete de la tarde, el sol comenzaría a ocultarse en cualquier momento, así que debían ser rápidos. Vegetta y Quackity caminaban por uno de los senderos del bosque, yendo por los caminos más iluminados, temían perderse en la oscuridad. Ninguno decía nada, necesitaban estar en completo silencio para escuchar cualquier sonido cercano, todos debían ser silenciosos, tanto ellos como quienes se ocultaban entre los árboles para seguirlos y acompañarlos.

Horas atrás decidieron que lo mejor sería ser la carnada para atraer a Staxx, era la única forma de atraparlo o por lo menos saber dónde se escondía, además, llegaron a la conclusión de que si lo encontraban a él, también encontrarían a Luzu.

El plan era sencillo, pero eso no quería decir que fuera fácil, lo que idearon fue que caminarían "a solas" por el bosque y esperarían a que Staxx o alguno de sus seguidores apareciera, en ese momento todos se le echarían encima, y en caso de que intentara escapar, lo seguirían de incógnito para ver dónde se escondían. Ambos omegas se sentían tensos, aunque fueron ellos quienes impulsaron el plan y estuvieron más de acuerdo, lo cierto era que no podían dejar los nervios fuera, después de todo se enfrentaban a un lunático.

Pasaron diez minutos, luego veinte, luego treinta, y después dos horas.

Nadie aparecía y ellos sentían que caminaban en círculos, no llegaban a ninguna parte. Quackity pidió descansar un momento, cosa a la que Vegetta también accedió, sus piernas no le daban para continuar caminando, las plantas de sus pies quemaban del cansancio. Ambos se sentaron en un par de rocas que se encontraban ahí, listas para ser usadas como asientos.

Vegetta levantó la mirada hacia el pedazo de cielo que se colaba entre las copas de los árboles, viendo que prácticamente oscureció, pues las estrechas y la luna hicieron presencia.

—Regresemos, mañana intentaremos de nuevo— dijo el ojimorado, levantándose de la roca y sacudiendo su pantalón.

Quackity aceptó con un cansado asentimiento, sin duda quería regresar a casa. Cuando miró alrededor para reubicar el sendero por el que venían, notó que era difícil ver más allá de tres metros, era como si la oscuridad del bosque se los estuviera comiendo.

Oscuridad, eso era todo lo que había, y eso los asustó sin precedentes.

—¿Rubius? ¿Auron? ¿Alguien?— Quackity se levantó con las piernas temblorosas, al no recibir respuesta se alteró más.

Vegetta también se puso nervioso, si nadie hablaba, eso quería decir que no estaban, ¿no? A menos de que estuvieran jugándoles una broma de muy mal gusto, y de no ser así, se preguntaba desde hace cuánto tiempo habían estado solos. Tomó a Quackity de la mano para no perderlo, dispuesto a seguir algún camino, el que sea, sabía que estar quietos podía ser peligroso, en especial porque ya había anochecido.

Caminaron a pasos rápidos hasta encontrarse con que el sendero terminó, era un callejón sin salida repleto de arbustos y troncos que no les permitirían pasar más allá.

Shoot Me ☆ RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora