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Auron se separó del grupo con un sentimiento inexplicable en el pecho, solo quería huir, salir de ese sitio, encerrarse en casa hasta que su corazón encontrase un poco de consuelo

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Auron se separó del grupo con un sentimiento inexplicable en el pecho, solo quería huir, salir de ese sitio, encerrarse en casa hasta que su corazón encontrase un poco de consuelo. Luzu, literalmente el amor de su vida, estaba viéndose con otro hombre, ¿cómo pudo permitir que eso pasara? Quackity no le dio buena espina desde el principio. Y aunque él no estaba enterado de aquel asunto que sucedió entre su esposo y el nuevo chico, lo cierto es que tenía una acorazonada al respecto, conocía tan bien a Luzu, cada expresión, costumbre, sus formas de actuar y de hablar después de haber tenido sexo, todo lo conocía a la perfección, y en ese momento se maldecía por ello.

Regresó a la casa de playa, esperando el momento en el que estuviese solo para dejar salir todas las lágrimas que su cuerpo le permitiese botar. Rubius lo recibió en la entrada de casa, aparentemente estaba por salir en su búsqueda para alcanzarlos en la exploración del bosque, Auron ni siquiera pudo verle a los ojos, sabía que si lo hacía, se echaría a llorar.

Por supuesto que Rubius lo notó y lo detuvo sujetándolo del brazo, antes de que se escapara a confinarse en su habitación.

—¿Qué sucede? ¿Todo en orden? No es normal que te regreses solo.

—Rubius— con fuerza se sujetó de los antebrazos del peliblanco, bajando la mirada deslumbrándose con el reflejo del sol chocando con la arena —Luzu, él, creo que algo ha pasado con Quackity.

—¿De qué hablas? ¿Están ellos bien? No me asustes, bobo.

—¡No, nada está bien!— exclamó raspando su garganta, con los ojos acuosos y su corazón a punto de detenerse —¡Ellos... Ellos se están enamorando! ¡Mi querido Luzu se ha enamorado de otro hombre!

Auron se dejó caer con lentitud y con las piernas temblorosas, la fina arena lo recibió en un abrazo confortante, cubriendo sus rodillas y colándose en sus zapatos. El llanto no se hizo esperar más, gemidos desconsoladores salían de sus labios a la vez que presionaba su pecho, la imagen de la mirada que Luzu le ofreció, vacía y sin el amor que juró años atrás, regresó para acuchillarlo. 
Vegetta salió de casa al escuchar tal escándalo, encontrándose con Auron en esa posición sujetado de Rubius, quien no sabía qué hacer o decir, estaba tan anonadado como lo podría estar cualquiera en esa situación.

—Pero eso no puede ser— Rubius se agachó poniéndose a su altura, tomando a Auron por los hombros para ofrecer su apoyo —él te ama a ti, ¿por qué piensas que ya no lo hace? Estoy seguro de que te elegiría por sobre todas las cosas.

—Pues eso no es lo que vi— respondió sollozando y con una voz átona, como si todas las ganas de vivir hubiesen desaparecido —la forma en la que me miró cuando me acerqué a él fue diferente, no me ofreció el brillo de sus ojos ni su bonita sonrisa.

Auron se levantó intentando detener el flujo de las lágrimas que tomaban paso por su rostro, no era momento de llorar, por muy roto que tuviera el corazón debía recordarle a Luzu por qué lo eligió a él hace ya tantos años, debía mostrar de nuevo el hombre del que se enamoró, así quizá, volvería a escogerlo a él.

Shoot Me ☆ RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora