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Quackity y Luzu caminaban por el sendero, iluminándolo con su par de linternas

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Quackity y Luzu caminaban por el sendero, iluminándolo con su par de linternas. Los altos y frondosos árboles impedían que la luna se asomase para dar algo de su luz, lo cierto es que, ese bosque era aterrador, tan oscuro y con caminos confusos, no por nada los alfas del pueblo temían entrar en él. Hacía horas que se adentraron con la misión de encontrar a Staxx y Sapo Peta, hasta ese momento no habían tenido éxito, ni siquiera en hallar alguna pista de su ruta de escape.

Estaba silencioso, ninguno de los dos se atrevía a hablar, debían estar concentrados en los sonidos de su entorno, lo único que podían oír eran las pequeñas ramitas y hojas secas quebrarse bajo las suelas de sus zapatos, y alguno que otro animal por ahí escondido, percatándose de la presencia de ambos omegas, quienes eran claros invasores en el ambiente.

Más que poner atención al camino, Quackity no le quitaba el ojo de encima a Luzu, aunque ya hubiese tratado de mentalizarse con que solo eran pensamientos ansiosos, aún sentía que el castaño se echaría a correr al escondite de los prófugos, revelando una clara traición, pero eso era algo que no sucedería, todo estaba en su mente. La verdad, todas las experiencias de su pasado le dejaron lecciones, en especial la de no confiar en nadie, mucho menos en quienes sonríen tanto como lo hacía Luzu, eso era sospechoso.

Por supuesto que Luzu notó la mirada que traía sobre él, y los nervios no se hicieron tardar en llegar.

No quería decir nada, pensaba estar un poco al tanto de algunos pensamientos de Quackity, o bueno, podía suponer un par de cosas basándose en algunas cosas que decía y hacía, parecía ser que el pobre había sufrido muchas situaciones desagradables y no quería hacérselo más pesado.

Desde que salieron de la casa en la playa, dejando a Vegetta descansando ahí, Luzu se sentía extraño, al principio creyó que podría ser la culpa de dejar a su querido amigo ahí solo, sin acompañarlo en lo que de seguro fue su primer celo, en cuanto llegaran de vuelta lo consentiría cocinándole algo rico, no lo parecía, pero Luzu era bastante bueno cocinando. Dejando eso de lado, a medida que pasaba el rato comenzaba a creer que no era eso lo que le daba la sensación extraña, lo que tenía era cansancio y un raro dolor de la espalda baja, ¿mala alimentación? ¿Se torció al dormir?

—¿Qué te sucede?— Quackity al fin rompió el silencio.

—Nada, ¿por qué lo preguntas, Quacks?

—Te noto raro, ¿te duele algo? Podemos sentarnos si quieres, sentémonos un poco— Quackity detuvo su andar, mirando por los lados en busca de algún sitio cómodo para descansar —ahí, ahí se ve bien— intentando fingir indiferencia señaló un sitio rodeado de arbustos frente el tronco grueso de uno de los tantos árboles del bosque.

Luzu asintió casi con la mente en blanco, el malestar lo estaba invadiendo más de lo que pensó, y la idea de descansar le dio rienda suelta a sentirse un poco peor. Se sentaron sin apagar las linternas, no sabían si las necesitarían en cualquier momento, además, para ser honestos, odiaban quedarse a oscuras. Luzu recargó su espalda sobre el tronco, intentando retomar un poco de aire discretamente, no quería dar problemas a nadie, mucho menos a Quackity.

Shoot Me ☆ RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora