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Llega un momento en la vida de algunas personas en el que se dan cuenta de que todo se ha ido al diablo, dirigirse a un lugar desconocido en el que pasarán el resto de su vida en posible sufrimiento

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Llega un momento en la vida de algunas personas en el que se dan cuenta de que todo se ha ido al diablo, dirigirse a un lugar desconocido en el que pasarán el resto de su vida en posible sufrimiento. Este fue su caso, creyó que sería menos aburrido estar en prisión gracias a que Alex cuidaba de la celda, sin embargo, en cuanto subió a la patrulla y esta salió del pueblo dirigiéndose a la carretera supo que algo no andaba bien.

Miró por la ventana observando cómo los árboles iban volviéndose más densos y quedando atrás velozmente, a pesar de haber preguntado como loco a dónde iban no recibió respuesta, ambos policías lo ignoraban cruelmente mirando hacia el frente.

Sus manos estaban esposadas detrás de su espalda, así que no podía golpear la ventana para romperla y huir, y aunque lo pudiese haber hecho, ¿adónde iría? Ni siquiera sabía que esa parte del bosque existía, creía que la carretera estaba pegada al mar pero no, ésta se adentró a lo más profundo del bosque, a duras penas había luz del sol, tuvieron que encender las luces del auto y apenas era medio día.

Estaba entrando en pánico.

El recorrido en la oscuridad duró al menos quince minutos hasta que al fin pudieron ver la luz del día. El corazón estuvo por detenérsele en cuanto vio esas enormes torres y murallas rodeadas de cercas eléctricas. 

Una prisión mucho más grande, con más seguridad y en la nada, en la absoluta y desconocida nada.

Se quedó atónito con lo que veía, tanto que no se dio cuenta del momento en el que lo bajaron de la patrulla y lo llevaron a la entrada. No forcejeó, no parecía ser conveniente en esa situación y menos estando bajo la mirada de tantos policías.

Miró detrás viendo el oscuro bosque, vaya que eligieron el sitio perfecto para construir una prisión, nadie escaparía y si lo lograba seguramente se perdería.

Él y los guardias caminaron al interior del edificio, un chico detrás de un escritorio pidió sus datos y lo registró, seguido de ello sacó un cambio de ropa de una caja detrás de él y se la entregó, era un traje gris de cuerpo completo con tiras de verde fosforescente en las piernas, brazos y torso.

Lo llevaron a una pequeña habitación donde bajo supervisión de dos guardias apuntándole con un arma se cambió de ropa. El traje era cómodo, tenía que aceptarlo, pero era la cosa más fea que había vestido en toda su vida.

Sin perder el tiempo y con empujones se lo llevaron a su celda, todas las celdas estaban vacías, aparentemente era la "hora del descanso" y todos estaban en el patio. Lo dejaron solo. Miró a todas partes buscando alguna alternativa para escapar pero habían guardias en cada rincón.

Chitó la lengua y se quedó quieto sobre la cama de abajo de la litera, la de arriba parecía estar ocupada. Sólo esperaba que su compañero no fuese alguien molesto o un idiota.

Una fuerte campanada lo hizo despejarse y ponerse alerta, escuchó bulla acercándose, era hora de volver a las celdas. Los presos que pasaban frente a la suya lo miraban curiosos, era raro ver caras nuevas por ahí y en especial una tan hermosa como la de él.

Shoot Me ☆ RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora