Fue un día tranquilo. Era la calma después de la tormenta. Tiempo después de que regresara de la guerra. Pero no esperaba que también fuera la calma antes de otra tormenta.
Estaba tranquilamente colocandome la venda alrededor de mis pechos mientras esperaba que May llegara.
De pronto sentí una presencencia acercarse hasta donde estaba. No estaba familiarizada con lo pasos, por lo que me acerqué a mi espada.
¡PAM!
La puerta se abrió.
Pero quién estaba ahí era mi hermano, Sebastián.
- Hermano.
Le llamé, sin embargo, él solo se quedó viendome, estupefacto. Inmediatamente me percaté por qué y le expliqué. No, intenté explicarle. Porque él salió corriendo luego de eso.
Me quedé ahí, terminando de vestirme, sorprendida y confundida por lo que acaba de pasar.
Luego llegó May, y detrás de ella estaba el asistente del Duque.
May se soprendió cuando él pasó a su lado.
Asi que rápidamente supe que él no vino con ella. Y que ella no sabía que él venia detrás de ella.
Él se inclinó cuando me vió y me dijo
- Joven Dama, su Exelencia la llama.
"Tengo un ma presentimiento", pensé, pero aún si le seguí.
Cuando llegamos a la oficina del Duque, el guardia abrió la puerta como si estuviera esperando y entramos.
Saludé al Duque. Pero alguien más estaba con él.
"¿Qué hace mi hermano aqui?"
Era Sebastián.
No le presté atención, en cambio esperé las palabras del Duque.
- Roselyng, hija mia. Escuché que estás herida.
Sentí que el asistente del Duque se sorprendió, porque la respiración detrás de mí cambió.
- No, padre. No estoy herida. No sé quién le dijo tales galamatias, pero no estoy herida.
- ¿Oh? ¿En serio? Pues la persona que dijo tales galamatias está aquí mismo, a mi lado - dijo refiriendose a Sebastián.
"¿Por eso salió corriendo?"
Sentí como mi sangre se enfrió ante eso.
- No sé por qué mi hermano piensa eso, pero está equivocado.
Dije, fingiendo desconocer la razón por la que llegó a esa conclusión.
- Hermana, no finjas, tienes una venda alrededor de tu pecho, si no estás herida, ¿por qué utilizarías eso?
Tranquilamente le miré y respondí
- Tengo mis razones, hermano. No debería involucrarse en asuntos privados de una dama.
Afirmé que utilizaba una venda, pero negué que era por heridas.
El Duque el ver eso, dijo
- Entonces quitate la venda
Me congelé en mi lugar y dudé de mis oidos
- ¿...disculpe? - le pedí que repitiera, incrédula.
ESTÁS LEYENDO
Queriendo escapar del protagonista masculino.
Storie d'amoreElla hará lo posible por sobrevivir. Pero ¿por qué las extrañezas continuan aumentando?