Cápitulo 35

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Aunque todo era bullicioso, no me molestaba. Podía hacer todos los quehaceres sin problemas aún con ese ruido.

Actualmente me encontraba lavando ropa junto a las demás mucamas. Después de esto tendría que ir a la cocina a ayudar a pelar unas verduras.

- Hah... - suspiré.

Seré la mucama personal de la Señora y la Jefa de mucamas, pero a decir verdad, mi vida todavía es ocupada.

No puedo simplemente holgazanear mientras las demás trabajan, ¿no es eso injusto?

- ¡May, may!

Seré la Jefa de Mucamas, pero no me gusta estar detrás de un escritorio viendo y organizando todo.

Hago eso por la noche con la ayuda del mayordomo, y las demád mucamas me hablan sin problemas.

Como amigas normales, sin honorificos, pero con el respeto adecuado hacia mí como persona y amiga.

- Si, dime, Sara, ¿qué deseas?

Sin dejar mis movimientos de lavar la ropa, le hablé a Sara, quien vino corriendo a buscarme.

Saraly es una chica de 17 años con un lindo cabello rojo y ojos azules. Tenía una piel clara y unas pequitas en la cara. De estatura promedio, con una personalidad amable y energetica.

Es una chica que vive diciendo que quiere que la Señora quede con Rafa, el díscipulo de la Señora.

Y es completamente normal, todas queremos que la Señora esté con Rafa, ¡pues se miran muy bellos juntos!

"¡Demasiado bellos!"

¡Son el uno para el otro!

Cuando le pregunté, Sara apartó tímidamente la mirada y dudó en decir algo, pero finalmente me volteó a ver, y con valentia preguntó

- Maestro... ¿El Maestro ha venido?

- ¿Eh?

¿Cómo asi?

Sara se sonrojó incontrolablemente cuando preguntó.

Movió las manos de un lado a otro y... ¿se corrigió, diría yo?

- ¡Qui- quiero decir! Pregunto por el hermano de la Señora, el Maestro Sebas.

- Oh...

Con eso entendí.

Sonreí tontamente por dentro, terminé de lavar lo que me quedaba y volteé a ver a Sara con una sonrisa comprensiva en mi rostro.

Cuando me moví con la canasta de ropa mojada para tenderla, Sara me siguió para escuchar mi respuesta. No la dejé esperar mucho y respondí

- El Maestro no ha regresado, pero no debe tardar.

Sara pareció decepcionarse, bajó la cabeza y asintió suavemente, como un cachorrito abandonado.

Si tuviera orejas y cola de cachorro, definitavemente estarían abajo.

Hablando de cachorros abandonados, recordé a Iván, quien desapareció repentinamente.

No pareció decirle nada acerca de eso a la Señora y a mí solo me dijo una carta diciendo

《Volveré por tí, Maylein》.

Apreté fuertemente la ropa que estaba en mis manos, escurriendo mucha agua. Agua que cayó repentinamente y sorprendió a Sara.

- ¡Lo siento, lo siento, Sara!

Tendí la prenda que estaba en mis manos y me disculpé sinceramente con Sara.

Apreté la ropa pensando en apretar la cabeza de Iván, pero no pensé que por accidente casi mojo el uniforme de Sara.

Queriendo escapar del protagonista masculino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora