Cápitulo 30

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Una profunda irritación invadió a Rafael al escuchar que llamaban a la puerta.

- No me importa. Puedo ignorarla.

Se inclinó para besar a Roselyng, pero antes de llegar a sus labios, la mucama volvió a hablar

- Exelencia, ¿está dormida? Es una carta de la familia Imperial.

Rose le tapó con la mano su cara, impidiendo que se acercara, y trató de usar voz firme.

- ¡Dame un momento!

En este punto, Rafael se dió cuenta de que no podría continuar.

Suspiró, sacó el pene que aún no había entrado completamente en el interior de Rose. Suspiró con resignación y se dirigió al armario de Roselyng.

- ¿Cuál es tu ropa de dormir?

- Tr-trae el pantalón negro y la camiseta blanca. Y los guantes que están en el primer cajón en la mueble al lado de la mesa izquierda.

Seguiendo las instrucciones dictadas por Roselyng, Rafael le llevó su ropa hasta dónde ella estaba y atentamente le ayudó a vestirse.

- N-no necesitabas hacerlo.

- De todas formas, ya te ví desnuda.

Obviamente, Rose se había negado, pero bajo las palabras de Rafael, finalmente aceptó.

Tomó la cinta que tenía en su mesita de noche y se ató el cabello en una cola de caballo, luego volteó a ver a Rafael.

Rafael también ya estaba vestido, pero tenía una gran y pronunciada erección entre sus piernas.

La mirada de Roselyng, sin darse cuenta ella misma, se situó en ese lugar. Rafael sonrió y se acercó a ella, habiendo notado eso.

Se acercó la tomó en sus brazos, le puso su mano en la cintura y con la otra mano libre tomó la mano de ella y la hizo tocar su pene.

La mano de Rose se contrajo al sentir la dura, caliente y punzante contextura del pene de Rafael.

Volvió a sentir su cara arder, mientras tanto, Rafael le susurró juguetonamente

- ¿Qué pasa? ¿Quieres ayudarme ya que te sientes culpable?

- ¡Q, quién quiere ayudarte! ¡Ya vete! Necesito ver eso.

A pesar de usar palabras duras para tapar su verguenza, inevitablemente, su tímidez se filtraba en su tono de voz y su rostro.

Rafael sonrió dulcemente al ver su tierna apariencia y depositó un cariñoso beso en su cabeza.

- No estoy conforme con solo esto. En algún momento, te tomaré.

Hasta entonces, por ahora, te dejaré huir.

Rose se sonrojó incontrolablemente ante sus obsenas palabras y lo empujó para que se fuera.

Rafael levantó las manos en señal de resignación y se fue por la ventana.

Roselyng se dirigió al baño para mojarse la cara y dirigirse a abrir la puerta.

Curiosamente, ella tenía una idea de lo que haría Rafael para desvanecer su erección.

En ese momento, Rose no lo había notado.

Ella había mostrado su verdadera personalidad frente a Rafael.

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- Lleva eso a mi oficina.

Le ordené tranquilamente a la mucama que me había llevado la carta a mi habitación.

Queriendo escapar del protagonista masculino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora