Rafael se había quedado estupefacto ante la pregunta y sonrisa de Rose.
Aún asi, reunió el coraje que responder
- S- sí. Estaba delicioso.
Rose mostró una sonrisa suave y dijo de manera dulce
- Ya veo...
Y dejó de sonreir para mostrarse nuevamente inexpresiva.
Se limpió la boca con un pañuelo y se levantó
- Con permiso.
Diciendo esas palabras, volvió su vista a las mucamas al lado de Rafael y les ordenó de manera dominante
- Cuando el príncipe termine de comer llévenlo a su habitación. Compruben que no le falte nada. No toleraré ningún error.
Dijo eso y se retiró del comedor.
Pero, cuando se marchaba, avergonzadamente murmuró de tal modo que nadie la escuchó
- La cena estaba deliciosa...
Así, la extravagante y tensa cena llegó a su fin.
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Al día siguiente, Rose se levantó de madrugada, como de costumbre.
Se montó a su caballo se dirigió al pueblo.
Como iba sin prisa, iba lentamente, pero, mientras cabalgaba, pudo vislumbrar a Rafael. Entonces apresuró su cabalgata para llegar donde él.
En poco tiempo, llegó donde él. Rose agarró las riendas del caballo y lo paró, y el caballo relinchó.
Rafael estaba abiertamente sorprendido, pues no esperaba ver a Rose a estas horas y montando en caballo.
- ¿Dónde vas?
Rose preguntó a Rafael, que seguía sorprendido en su lugar.
- I- iba a ver la mansión.
Que mentira más descarada.
Era obvio que era una excusa preparada con anticipación.
No obstante, aunque supiera que era una mentira, no le daría la respuesta que quería.- ¿Quieres ir conmigo al pueblo? - ella tranquilamente preguntó
- ¿A- al pueblo?
"Realmente necesito buscar a un maestro".
Que tartamudee mucho se vuelve molesto.
- Si- asentí ante su pregunta.
- ¿No habrá problema?
- Es mi territorio.
"¿Cómo puede haber problemas con que yo salga?".
- E- entonces... con mucho gusto la acompañaré.
Fue un lenguaje completamente informal de parte de Rafael. Rose lo sabía, pero ignoró eso, que alguien le hablara asi después de tanto tiempo le resultaba refrescante.
- Sube - alzó su mano a Rafael, quién vaciló levemente y le tomó su mano para subir.
La mano de Rose, estaba fría, en cambio, la de Rafael estaba tibia. Fue un contraste que sorprendió a Rose, que no esperaba que sentir tanta calidez.
No pensó que su problema fuera ella, sino que pensó que él talvez había quemado algo mientras deambulaba.
Rose pensaba que Rafael había estado deambulando por su nariz. Pues se miraba ligeramente azul.
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Queriendo escapar del protagonista masculino.
RomanceElla hará lo posible por sobrevivir. Pero ¿por qué las extrañezas continuan aumentando?