- Hoy la Duquesa parece estar un poco... ¿extraña?
Ante sus palabras, levanté ligeramente la cabeza y miré al noble que dijo eso.
"Mierda".
Tenía la mirada un poco nublada, por lo que casi no podía verlo bien, pero logré reconocerlo.
Es el conde Voaje, un conde perteneciente a mi facción.
- ¿A qué se refiere, Conde Voaje? Estoy igual que de costumbre.
- ...ciertamente. Mi hermana está igual que de costumbre.
Miré a Sebastián, quien sin previo aviso, salió a ayudarme.
"¿Qué te sucede?"
Pensé que hecharía leña al fuego para avivarlo y que no se apagara.
De todos modos...
- ¿Por qué no ha entrado el Emperador?
Pregunté. Realmente no sabía la razón.
Los demás nobles intercambiaron miradas preocupadas entre ellos.
"¿Qué? ¿Ha ocurrido algo y no me he enterado?"
¿Cómo puede ser eso posible?
Uno de ellos pareció tener suficiente valor, por lo empezó a contar
El que empezó a hablar el Marqués Art, el joven Marqués Art.
- Tengo entendido que su Majestad, El Emperador, traería a su Gracia, el Duque Rutona.
El dolor de cabeza que tenía aumentó al escuchar eso.
¿Para qué lo quiere?
"¡Espera...!"
No me digas.
- ¡Su Majestad, el Emperador!
Mis pensamientos se vieron interrumpidos por la entrada del Emperador a la sala de reuniones. Detrás de él venía Dante.
No es como que normalmente exprese como me siento, pero debido a que estaba enferma, mostré como mi sorpresa y palidecí al ver como entraron casi al mismo tiempo.
- Por favor, tomen asiento.
A sus palabras, todos, incluida yo, nos sentamos.
- ¿Qué tienen para reportar esta vez?
"Maldito vago".
El Emperador era alguien que no investigaba los asuntos de su pueblo por su cuenta, en su lugar ordenaba a sus lacayos que realizaran la investigación por él.
Y luego pedía descaradamente los resultados de la investigación.
- Su Majestad.
El que habló, sorprendentemente, fue Sebastián.
- Hay reportes de que se está formando una revuelta en el Este.
¿En el Este...?
- ¿Ese lugar no es...?
- Si, es "aquel" lugar.
- ¿Por qué sucede esto?
- ¿Qué piensa hacer su Majestad?
Sus miradas variaban entre mí, Sebastián y el Emperador.
- El Este...
El Emperador murmuró, aparentemente atónito e interesado.
Bueno, tampoco es como que no entienda por qué esa reacción
"Cuando dijieron 'Este', alguien pasó por mi cabeza".
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Queriendo escapar del protagonista masculino.
RomansaElla hará lo posible por sobrevivir. Pero ¿por qué las extrañezas continuan aumentando?