Capitulo XXIV

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Christian

-¿Por qué no me deseas? –dice Carol tocando sus pechos aun con el sostén- Dime que me falta y me lo hare, pero no me dejes. –sus ojos se llenan de lágrimas.

-No es cuestión de que te falta o que te sobra Carol. –paso mis manos por mi cabello- No puedes tener a tu lado a una persona que no te ama.

-¡Prefiero que sea así a tener a mi lado a una persona a quien no amo!

-Puedes enamorarte de alguien mejor, de alguien que no te hará sufrir. –cae de rodillas.

-¿Qué… que hice mal? –dice llorando y toma su rostro entre sus manos.

Me coloco a su altura y la abrazo contra mi pecho. –Carol, es mejor que entres.

-Acompáñame. –agarra mi camisa con fuerza. Tomo sus brazos y la ayudo a levantarse, entramos al departamento y la llevo hasta su habitación. Salgo a hacerle un té para que se relaje y mi teléfono suena. Es Mauro. Cuelgo la llamada y coloco el celular en el mesón de la cocina, de seguro se enteró de que ya no soy parte del nuevo hotel, luego le llamare y le explicare todo.

Llevo la taza de té al cuarto de Carol y está sentada contra el espaldar de la cama. Coloco la taza en su mesita de noche.

-Ya me voy Carol. Te hice un té para que te sientas mejor. –camino hacia la puerta y escucho que me llama.

-Christian. –volteo- No se las dejaré tan fácil, tú volverás a ser mío.

Regreso al auto con dolor de cabeza y estresado por todo lo que ha pasado recién. Manejo hacia la casa de mauro y me estaciono junto a su carro. Toco el timbre y sale un Mauro preocupado.

-¡Hombre! ¿Qué fue? Me he enterado que te sacaron del proyecto. Pasa, pasa. –dice con rapidez y me adentro a su casa. -¿Te has peleado con Ricardo? Sabía que ese tío no era de fiar y…

-¡Déjame hablar Mauro! Pareces una mujer en sus días. –sonríe y nos sentamos en su sofá.

-Vale, habla ahora. No, no, espera. –se levanta del sofá- Buscare unas cervezas para relajarnos. –sin esperar mi respuesta se va a la cocina y regresa con dos cervezas en sus manos. –Empieza.

Suspiro hondo. –Le he dicho toda la verdad a Carol, no sabes cómo se puso. –Mauro abre su boca en asombro y toma un trago largo de su cerveza- Nicole y yo ahora estamos juntos. En Bora Bora estuvimos juntos y…

-Dame detalles. –me interrumpe y lo fulmino con la mirada- Está bien, no quiero detalles. Continua.

-Me la lleve una noche en un yate y bueno, paso lo que tenía que pasar. Te lo juro Mauro, ya no aguantaba tanta mentira en mi vida, necesitaba a Nicole conmigo sin ser a escondidas; así que… le propuse matrimonio. –bebo de mi cerveza.

-No te lo creo. Eso es… no sé qué decir.

-Ella tampoco supo que decir, primero teníamos que hablar con Carol. Y se lo dijimos y ahora se ha vuelto paranoica. No te estoy mintiendo con esto, amigo. Primero destrozó toda mi ropa que tenía en el viaje y luego vino y arruino mi departamento.

-Parecía una buena chica, con lo que me dices ahora me asusta hasta su nombre. –sonríe divertido y asombrado.

-Y se lo dijo a su papa y éste me chantajeo. Así que todo lo que invertí en ese hotel lo estoy dando por perdido, ¿Sabes lo mucho que me esforcé porque este proyecto fuese genial?

-Venga, Christian. Eres un hombre inteligente, no te dejes hundir por éste viejo. Ahora es cuando debes demostrarle que eres más que él.

-Eso lo sé Mauro, lo que me preocupa ahora es mi padre. –me levanto y camino de un lado a otro- Cuando se entere que Ricardo me ha sacado del contrato querrá reventarme las pelotas. No dudo que quiera sacarme de su empresa también. Sabes que estoy económicamente bien, pero él puede dejarme en la pobreza si quiere. Tiene más poder.

-¡Eso es lo de menos, hombre! Si necesitas dinero yo te puedo hacer un préstamo, incluso podríamos hacer sociedad. Ricardo y tu padre se pueden ir al carajo juntos. Ahora tienes que mantenerte firme con Nicole, por cierto… debes presentármela, no creas que se me olvida.

-No puedes mantenerte serio en ningún momento, ¿verdad? –sonrío.

-Yo soy el que les dará la bendición, deberías entenderme. –ríe.

-Idiota. –termino mi cerveza- Carol intento seducirme.

-¿Hasta esos extremos ha llegado? –abre los ojos.

-Sí, realmente me hace sentir mal porque está muy dolida pero también me da miedo lo que pueda llegar a hacer.

-Una mujer dolida es capaz de todo.

-Sí. –miro mi reloj > 5:47 pm < No he comido nada en todo el put.o día por tantos imprevistos, además Nicole debe estar esperándome. Me despido de Mauro y le prometo presentársela pronto. Manejo a una velocidad normal, el tráfico de la ciudad no me permite ir más rápido.

Llego al edificio y subo al ascensor. Abro el apartamento de Nicole con la llave que me dio.

Me encuentro con Samanta arreglándose para ir a alguna fiesta.

-¿Vas a trabajar? –sonrío burlón.

-¡Idiota! –ríe- ¿Por qué han llegado tan rápido? –la miro confuso.

-¿De qué hablas?

-De ti y Nicole obvio. –rueda sus ojos. Frunzo mis seño- Tu le escribiste para que se vieran en algún lugar.

-Yo no le he escrito. –busco mi teléfono en el bolsillo de mi pantalón.

-¿Si no fuiste tú quien fue?

-Recuerdo haber dejado mi teléfono en… ¡Joder!

Barreras de lo ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora