Capitulo IV [II Parte]

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Observo los vasos que están sobre la mesa con picardía y luego miro a Christian, quien tiene sus manos en el rostro.

-No me digas que ya te das por vencido.

-¡Claro que no! Aún puedo. -quita sus manos de su rostro y rio.

Ya son las 4:00 de la mañana y aún estamos en el bar haciendo competencias de quien aguanta beber más. A pesar de la hora, el lugar sigue lleno. Es como si no se cansaran nunca, hay muchas personas en la pista bailando o haciendo el intento de hacerlo. En las esquinas hay parejas besándose y tocándose descaradamente sin ningún pudor. No dudo en que se están follando allí mismo pues la cara de muchos derrocha placer.

-Sólo te advierto que si no puedo caminar, tendremos que dormir en el auto -dice con una sonrisa.

-Tranquilo. Yo sé manejar -le guiño un ojo.

Tomamos las copas de un solo trago, veo como arruga su cara y rio.

-Está bien, ¡Tú ganas! Ya no puedo más. -dice pasando una mano por su cabello. Me acerco a y le dio un corto beso en los labios.

-Ow! Pobre bebé. -digo en sobre sus labios. Me toma de la cintura y me sienta en su regazo. Comienza a besarme apasionadamente, mientras yo acaricio la parte baja de su cabello.

-No creo que los bebés hagan eso.

-¿Hacer qué? Ya lo olvide. -digo burlona y vuelve a besarme.

***************

Siento calor y mucho dolor de cabeza. Abro los ojos recorriendo toda la habitación con la mirada. Éste no es mi cuarto. Miro mi cintura y un brazo está rodeándome, me giro lentamente y sonrío al recordar la noche anterior.

Luego de que bailáramos un poco en la pista, el bar comenzó a cerrar así que tuvimos que retirarnos. Al subir al ascensor tuvimos una sesión de besos, igual en el pasillo hacia su puerta. Al entrar Christian tropezó y cayó al suelo y comenzó a reír y me uní a su risa. Al recuperarnos, se levantó y nos fuimos a su cama. Realmente no hicimos nada que no fuera besarnos y abrazarnos, estábamos muy cansados y borrachos para concentrarnos en otra cosa que no fuera dormir.

Y así es como hemos llegado aquí y estar acostados en su cama. Observo su rostro, es tan guapo que duele. Tiene unas largas pestañas que cualquiera envidiaría, su nariz es perfilada y tiene unos hermosos labios carnosos. Observo un lunar en su cuello para seguir por su torso desnudo. Es como si fuera un sueño que este hombre sea real. Paso un dedo por un lado de su mejilla, llegando hasta sus labios. Bajo más mi dedo hasta llegar al pequeño lunar que tiene en su cuello, es tan raro que tiene forma de una luna, y yo tengo uno igual en un lado de mi seno. Escucho como suspira profundamente y subo mi mirada.

-Buen día preciosa -dice con voz adormilada. Mentiría diciendo que su voz no es sexy. Es un peligro tener tan cerca a tal hombre sin camisa y hablando tan seductoramente.

-Buen día -respondo con una pequeña sonrisa. Me abraza más fuerte y gira nuestros cuerpos, quedando él sobre mí. Deja un beso suave en mi cuello y esconde su cabeza allí.

-No me quiero levantar.

-Eres tan perezoso Chris. -acaricio su cabello.

-Hace mucho no dormía así de bien. -me sonrojo.

-¿Qué quieres comer?

-Si te dijera que quiero comer realmente, me matarías. -besa mi cuello- Pero me conformo con unos waffles por ahora. -reuno todas mis fuerzas y nos hago girar, quedando sobre él.

-Te sorprenderías si te dijera lo que realmente quiero comer. -doy un beso corto en sus labios y me levanto rápidamente hacia la cocina. Sé que está sorprendido y que lo deje con la palabra en la boca y eso me divierte.

Comienzo a hacer los waffles, al momento siento unas manos sobre mi cintura. Retira el cabello de mi cuello y lo besa.

-No juegues con fuego -muerde mi hombro- ¿Qué harás hoy? -dice sentándose en el taburete de la cocina.

-Hoy es sábado así que estoy libre. ¿Y tú?

-Tengo que reunirme con unos socios y revisar unos papeles. Pero podríamos salir esta noche. Claro, si quieres.

-¡Me parece perfecto!

Me va a responder algo pero el sonido de su teléfono lo interrumpe, observa la pantalla y veo que palidece un poco. Contesta y se va a la sala, no le doy importancia, a lo mejor es algunos de sus socios, porque...... una novia no puede ser, ¿o si? ¿Qué tal si se casó y tiene esposa? No, no. Obvio que no. Conozco muy bien a Christian para saber que no es capaz de hacer tal cosa.

Al terminar el desayuno aún no ha regresado, reviso mi teléfono y tengo un mensaje:

>> ¡¿Dónde estás?! Espero no hayas olvidado que hoy llegaba de Paris. <<

¡Lo olvidaba! Hoy era la llegada de mi hermana. Tomo una hoja de papel y le dejo una nota a Christian.

>> ¡Lo siento! Se me presento un problema. Bueno, no es tanto como un problema. De hecho tengo que buscar a mi hermana en el aeropuerto. ¡Te veo esta noche!

Besos xox <<

Pinto mi boca de rojo y marco un beso en la parte inferior de la hoja. La dejo a un lado del desayuno, tomo mi cartera y salgo con cuidado del departamento.

Barreras de lo ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora