Capitulo XVI

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Christian

Minutos. En tan solo minutos estaría tomando un avión con destino a Bora Bora junto a Nicole y Carol. Es una locura, lo sé, y también sé que cuando Nicole me vea aquí y sepa que voy con ellas me querrá matar lentamente pero igual estoy muriendo sin tenerla a mi lado así que qué más da. Haría de este viaje una aventura y aprovecharía para convencerla de que debemos darnos una segunda oportunidad, al mismo tiempo hablaría con Carol y pediría su perdón, no me lo dará pero me conformo con que me odie a mí y no a Nicole.

-¡Nicole! –la voz de Carol me saca de mis pensamientos y miro hacia el lugar a donde ella está mirando. Si las paredes del pasillo donde estamos fueran blancas juraría que Nicole no se distinguiría; estaba tan pálida y asustada que pensé que era una estatua. Observe como reaccionaba y me lanzaba una mirada de “¡Te arrepentirás de esto Christian!” y eso me eso sonreír. Es tan hermosa cuando se enoja. Estaba vestida con unos shorts de jean y una camisa holgada junto con unas sandalias. ¿En serio Nicole no era modelo?  Madre mía, ella es la que debería estar encima de la pasarela y no dirigiéndola. -¿Qué haces ahí? Ven y te presento a mi novio. –hizo un movimiento con sus manos para que se diera prisa.

Comenzó a caminar pausadamente y por su mirada pude deducir que se estaba arrepintiendo de ir de viaje y que estaría creando una excusa para salir de todo esto. ¡Caramba! Cómo conozco a esta mujer. Sonreí inconscientemente.

Carol paso su brazo alrededor de mi cintura y me sentí un poco incómodo, no por ser ella sino por la forma tan inesperada y posesiva que lo hizo.

-Mira Nicole, él es Christian; mi novio. –dijo mirándome, lucia tan orgullosa diciendo eso.- Christian, ella es Nicole; mi mejor amiga.

-Mucho gusto señorita. –extendí la mano a la espera de que me correspondiera.

-Lo siento, no tocare tu mano. No sé si acabas de ir al baño o algo. –arrugo su nariz tiernamente molesta.

-¡Ay Nicole, que exagerada! –dijo Carol en forma burlona.

-Sí, sí. –extendió su mano- Mucho gusto, señor Christian. –tome su mano y la lleve hasta mi boca hasta darle un beso en los nudillos.

-¿Señor? No me diga así.

-Es lo que aparentas. –dijo mirándome burlona. Estaba tratando de hacerme sentir mal. Ay Nicole, Nicole… Sonreí.

-No es lo que muchas opinan. –guiñe un ojo para seguir su juego.

-Sólo tiene veinticuatro.

-Ah. –dijo Nicole haciéndose la arrepentida- Lo siento. –reí; estoy haciendo que se salga de sus casillas, si Carol nos dejara solos en estos momentos estaría atrapado en una maleta con destino a Egipto como venganza de Nicole.

> Pasajeros del vuelo 1156 con destino a Bora Bora abordar por la puerta número 4. En 10 minutos tomará marcha el vuelo. Gracias< Se escuchó por los parlantes nuestro vuelo.

-Allí iremos. –le dice Carol a Nicole emocionada. A pesar de lo incomoda que está Nicole, puedo ver que sus ojos brillaron por un momento. Le encanta el agua y sobretodo nadar.

Carol toma del brazo a Nicole y la hace caminar hacia la puerta de abordaje.

-No. Espera. Mis maletas. –dice Nicole devolviéndose a buscarlas.

-¡Déjalas! Christian llevará nuestro equipaje.

-¿Qué? No, no hace falta. –rápidamente un pensamiento cruzó por su cabeza antes de darme tiempo a hablar- ¿Sabes qué? Si estaría bien que lleves mis maletas, últimamente me duelen mucho los brazos. –dijo caminando hacia Carol. Comenzaron a caminar y giró su cabeza solo para sonreírme malvadamente.

***

Busco mi asiento después de haber subido siete maletas al avión. Tres de Carol, dos de Nicole y dos mías. Observo a mis dos acompañantes en los asientos de la derecha; junto a la ventana está Nicole, a su lado está Carol y el siguiente puesto está vacío, por lo que debe ser el mío.

Me siento y escucho como Carol habla de lo hermoso que es Bora Bora, de sus hoteles y aguas. Nicole a cambio está muy callada y sé que si yo no estuviera aquí ambas estarían saltando de asiento en asiento de la felicidad. Resoplo.

***

El vuelvo ha comenzado hace 4 horas, aun nos faltan 9. Sí, son muchas horas pero la distancia de New York a tal destino es de 5.190 millas. El paisaje lo vale.

Carol está dormida con su antifaz en sus ojos para que no le fastidie ninguna luz. Nicole se levanta silenciosamente y cierro mis ojos con la intención de que crea que estoy dormido. Pasa a Carol y trata de pasar por encima de mis piernas “sin despertarme” pero tropieza en el intento; la tomo de la cintura y cae en mi regazo.

-¿Qué crees que estás haciendo? –grita en un susurro.

-No soy yo la que se “tropieza” para caer encima de mí. –sonrió. Ella resopla y se levanta. Camina hacia la parte posterior del avión, donde están los baños. Me levanto y la sigo silenciosamente.

Impido que cierre la puerta con mi pie y entro sigilosamente.

-¡¿Qué haces?! ¡¿Estás loco?! –dice murmurando asustada de que alguien nos vea.

-Quería pasar tiempo a solas contigo.

-No es tu derecho. No tienes por qué estar aquí. Agradece que no me haya ido en el instante que te vi en el aeropuerto. Sabes que soy… -la interrumpo tomándola de la cintura y besándola. Opone resistencia golpeando mi pecho pero se rinde y se deja llevar correspondiéndome el beso. La beso apasionadamente demostrándole toda la falta que me ha hecho el no poder besarla. Acaricio su labio inferior y me da paso hacia su lengua.

Toco suavemente su cintura y subo mis manos por dentro de su camisa. Su piel es tan suave como el algodón. Agarro sus muslos y la subo al lavado, abre sus piernas y me posiciono entre ellas. La beso entre caricias hasta que siento que muerde fuertemente mi labio.

-¡Ouch! –digo separándome.

-¡Vete! –la miro y luce tan frágil que si no me voy; romperá en llanto. Y no quiero que lo haga.

Salgo y retomo mi asiento de nuevo un tanto arrepentido, tal vez no debí besarla pero… ¡Joder! Como la extrañaba.

Barreras de lo ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora