Capitulo XXXI

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Voten y comenten!!! Xx

Nicole

Despierto asustada y miro a todos lados. Siento mis ojos pesados e hinchados por tanto llorar, miro mi brazo y estoy conectada a lo que supongo que es un suero. Tomo la aguja con cuidado y gimo un poco de dolor, la medicina nunca fue lo mío. Me siento en la cama y recuerdo todo lo sucedido la noche anterior, mis ojos se llenan de lágrimas y amenazan con comenzar a llorar pero las retengo, en estos momentos lo último que debo ser es débil.

Me levanto y tomo un poco de agua que está en una mesita, observo con cuidado la habitación y veo a Samanta acostada en un sofá, sonrío levemente. Comienzo a caminar alrededor del cuarto buscando mi ropa, no la veo por ningún lado. Entro al baño y consigo un bolso con algunos productos de limpieza y ropa, debió haberla traído mi hermana pues está aquí poco después de que me trajeron al hospital.

Cambio mi bata por ropa limpia y me miro al espejo, si tuviera el autoestima baja ya hubiera partido el espejo, si salgo así puedo asustar a cualquiera; además lo que realmente quiero es pasar desapercibida. Lavo mi cara con bastante agua y tomo el maquillaje de Samanta. Cubro lo necesario y salgo silenciosamente de la habitación.

El pasillo está solo, solo hay unas pocas personas en la sala de espera que está a unas cuantas habitaciones de la mía. Camino como si estuviera segura de mis pasos cuando realmente me siento muy débil, llego a la recepción y la chica que está allí levanta la vista de su computador. Sonríe amable.

-¿Se le ofrece algo señorita? –dice.

-Em... estoy buscando a un paciente.

-Claro, ¿podría decirme el nombre?

-Christian Rowling. –la chica revisa en su computador unos cuantos minutos.

-Se encuentra en el piso superior; en la habitación 224. –sonríe.

-Gracias. –devuelvo la sonrisa.

Camino hacia unas escaleras y subo lentamente. Llego al piso y camino en busca de la habitación, paso por la sala de espera observando los números de las puertas.

-¡Nicole! –escucho que llaman. Volteo y observo al chico que me llevo comida mientras estuve estuvo secuestrada- ¿Qué estás haciendo aquí? ¿No deberías estar en tu habitación?

-Pues... necesitaba venir ver cómo estaba Christian. –digo dudosa.

-Oh –dice- No me he presentado contigo por cierto, soy Mauro; el mejor amigo de Christian. –sonríe un poco.

-Yo soy Nicole, mucho gusto. –extiendo la mano y sonrío levemente.- ¿Creas que pueda pasar? –duda un poco pero luego toma mi brazo.

-Ven.

Llegamos a la puerta y nos asomamos por la ventanilla de ésta, Christian está acostado con cables en sus brazos y en la nariz, además tiene el torso cubierto por una venda.

-Está un poco delicado. –dice- el doctor recomendó que deberíamos esperar, él vendrá a revisarlo en unos minutos y nos autorizara de entrar. –asiento. Caminamos hasta las sillas de espera y tomamos asiento donde podemos ver la habitación de Christian por si entraba el doctor.

-¿Qué sucedió con Carol? –pregunto y él suspira.

-Cuando Christian recibió el disparo se le vio muy asustada, en ese momento me acerque e intente hablarle a Christian pero era inútil porque su respiración se estaba volviendo muy dificultosa. Los demás chicos llegaron a atrapar a Carol por si aprovechaba la ocasión para escapar pero hizo todo lo contrario, se mantuvo allí conmigo mientras llamaban a la ambulancia. –continua- Nos subimos y nos dirigimos aquí, luego fue cuando le avisaron al chico con el que estabas y para que te trajeran aquí. Cuando estábamos afuera de la sala de emergencias mientras operaban a Christian, un policía se acercó a Carol pues necesitaba llevársela ya, ella se acercó a mí y me dijo "Dile que lo siento"; parecía decirlo sinceramente. Se la llevaron y lo último que supe fue que la estaban preparando para llevársela a New York.

-¿Crees que la metan presa por mucho tiempo? –digo mirando el suelo.

-Acoso, destrucción de propiedad, secuestro... ¿Qué crees que le espere? –muerdo mi labio fuerte- ¿Cómo estás?

-Bien, supongo. Sólo quiero verlo.

-Después de todo, Christian logro lo que quería; rescatarte. –sonrío- Éste tío daría todo por ti.

-Al igual que yo por él. –sonrío.

-Que cliché todo esto. –arruga su cara y ríe bromeando. Observamos la puerta de la habitación de Christian por unos minutos, y luego entra el doctor. Nos mantenemos a la espera de su salida, hasta luego de varios minutos.

-¡Doctor! -nos acercamos cuando sale.- ¿Cómo está?

-¿Son familiares del señor Rowling? –pregunta y asentimos rápidamente.

-El joven se encuentra estable, aún está débil pero es lógico debido a cuanta sangre perdió. No ha despertado todavía pero ya pueden entrar. –se retira.

-Ve tú, de seguro cuando despierte lo primero que quiera ver es a ti.

Abro la puerta y cierro poco a poco cuando ya estoy dentro. Camino hasta él y acaricio su cabello, su respiración esta calmada. Dejo un beso en su frente y me siento en la silla que está junto a la cama.

-Lo que hiciste fue de superhéroes –acaricio su brazo- Aunque no tenías que haber arriesgado tu vida de esta manera –susurro- Casi me da algo cuando supe que habías recibido un disparo.

-Y dolió mucho. –dice con su voz ronca y aun con sus ojos cerrados. Sonrío y le soy un suave beso en su mejilla.

-¿No piensas abrir los ojos?

-¿Me vas a dar un discurso de que no tuve que arriesgarme?

-Tal vez...

-Entonces no. –abre un ojo- ¿No deberías esta vestida de enfermera con ganas de enamorar al paciente? Así no mejorare rápido.

-El disparo te afecto mucho vale. –sonrío- De verdad que me asustaste mucho, tuve miedo de que me dejaras sola.

-Jamás lo haría. –me mira.

-Ayer casi lo haces. –estira su mano y la coloca en mi pierna.

-Jamás te dejaría sola... aun si no estuviera físicamente; cuidaría de ti en alma. –dice mientras acaricia mi muslo. - ¿Te han chequeado? –asiento.

-Ayer cuando llegue al hospital no me dejaron acercarme a la sala de emergencias para esperar respuestas de ti porque me estuvieron haciendo exámenes y luego me colocaron suero por estar deshidratada y todo eso. –digo- y luego hoy me escape.

-Si te conocieran mejor te habrían colocado amarres en tus manos y pies.

-Sigue durmiendo, bello durmiente, o sino pondremos amarres en tu ojos. –río.

-Lo único que quiero es irme a nuestra casa.

-Te prepararé una sorpresa. –alza sus cejas.

-¿Mide 1,63cm y usará lencería sexy?

-¿No es esa mi medida?

-Exacto. –guiña un ojo y río.

Barreras de lo ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora