Capitulo XX

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Nicole

Ya ha pasado una semana desde que llegamos a Bora Bora y dos días en los que no he compartido con Carol ni con Christian. Preferí decir que me sentía mal y dejar que ellos hicieran las siguientes actividades de la lista. Por otro lado, de Francisco no he sabido nada, ni siquiera ha venido por mi casa, simplemente lo he escuchado reír con Carol y otras turistas del lugar.

Durante la noche, cuando sé que todos se han ido a dormir salgo y nado cerca de casa sin hacer mucho ruido. Gracias a Dios a nadie se le ha ocurrido levantarse y verme allí.

Escucho un murmullo fuera en el puente y tocan mi puerta. Camino lento y abro poco a poco.

-Hey –dice suavemente.

-Hola. –digo bajo.

-¿Cómo estás? No luces para nada enferma. –alza una de sus cejas.

-¿Qué? Pff; claro que sí.

-Mentirosa. –coloca su peso en un solo pie- Te ves mejor que yo.

-Siempre has sido feo. –sonrío y cruzo mis brazos.

-Que graciosa, Nicole. –dice divertido.

-Siempre, Christian. -sonrío con los labios apretados- ¿Qué haces aquí?

-¡Oh! Sí, ya lo olvidaba. –pasa y camina hacia la sala- Carol nos está esperando fuera en un yate que alquilamos.

-Pero es de noche.

-Sí, pero veremos el amanecer y volveremos. Deja de sacar excusas y vamos, princesa.

-¿Es necesario? –digo arrastrando las palabras.

-Sí, muy necesario. –pasa sus manos por el cabello- No tienes que llevar nada, además veo que tienes puesto el bikini debajo de esa ropa.

-Deja de mirarme. –me sonrojo y él ríe.

Camino hacia fuera y Christian cierra la puerta detrás de nosotros. Observo el bote y me encamino a él, subo y entro a la pequeña sala donde se sirven licores en busca de Carol. Siento que el bote comienza a moverse y salgo, no veo a Carol en ningún lado. Subo al puesto de control y manejo y está Christian al mando.

-No encuentro a Carol, ¿sabes dónde puede estar?

-Sí. –me mira- Está durmiendo.

-La buscaré en la habitación entonces. –me volteo para bajar las escaleras de nuevo.

-¡Nicole! –giro- Carol se quedó en la casa.

-Pero…

-Sí, te dije que ella estaba aquí pero te lo dije para que aceptarás venir.

-¡¿Estás loco?! ¡Puede despertar y comenzar a buscarte!

-No, no creo.

-¡Cada día te pones más idiota Christian! –el sólo sonríe y continua navegando, aumentando la velocidad- Si Carol se entera que estamos aquí puede pensar mal. –digo agitada mientras él gira el timón- ¿Al menos me estás escuchando? –deja que el yate navegue solo y se acerca a mí. Toma mi cara entre sus manos.

-¿Puedes dejar de nombrar a Carol cada vez que estamos juntos? ¡Olvídala por un momento Nicole! Quiero que seamos sólo nosotros, en el ahora, sin pensar en lo que nos espera cuando empieza el día. Quiero que dejes de preocuparte por los demás y pienses en ti. Si lo que sentimos está mal, según tú, yo pagaré las consecuencias después pero ahora déjame regalarte mi amor y hacer que disfrutes estas horas juntos. Prometo que no haré nada que no quieras, ¿está bien?

Barreras de lo ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora