Capitulo XVIII

30.8K 1K 127
                                    

Nicole

Me despierto a mitad de la noche por un suave sonido. ¿Quién puede ser? No creo que un animal ande a estas horas por allí. Me levanto y camino lentamente hacia la puerta, abro poco a poco y me sorprendo al ver a la persona detrás de ella.

-¿Qué se supone que estás haciendo aquí? –hablo adormilada.

-Solo vine a ver cómo estabas. –sonríe levemente.

-¿En serio? ¿A esta hora? –pregunto sarcástica.

-No podía esperar hasta mañana.

-No seas idiota. –trato de cerrar la puerta pero él la detiene.- Por favor Christian, vete a dormir.

-No puedo dormir.

-No es mi problema. Vete.

-Escúchame Nicole, no quiero que estemos peleando; no me gusta que cada vez que hablemos quieras matarme.

-Es lo menos que puedo hacer después de todo.

-Lo sé, pero hagamos una tregua ¿vale?

-No, no me vale.

-Déjame ser tu amigo aunque sea. –suplica.

-Todo es muy diferente ahora Christian. Pero por el bien de este viaje, tratare de evitar estar discutiendo contigo pero entiende algo; no soy tu amiga sólo lo hare por Carol.

-Gracias. –da un paso hacia atrás- ¿Quieres sentarte a ver el paisaje?

-Lo hare porque es lo menos que puedes hacer después de quitarme el sueño. –ríe.

Caminamos hasta las escaleras que dan hacia el agua y nos sentamos hundiendo solo nuestros pies. Si Bora Bora es hermosa en el día; no tienes idea de lo divina que es en las noches. Éste es un hermoso lugar para despejar la mente; a menos que vengas con tu mejor amiga y tu ex. El cielo solo presenta pequeñas estrellas esparcidas en todas partes, la luna está más brillante que nunca y la frescura del ambiente hace que sea el mejor momento para cualquier turista.

-Entonces… ¿te gusta el negrito del barco? –dice mirando hacia la nada.

-¿Negrito? Es moreno. –río internamente.

-¿En serio? Bueno, la cosa es que te gusta, ¿no? –me mira de reojo.

-¿Ese es el concepto que tienes de mí? –le miro- ¿Que me gustan todos?

-Claro que no, es solo que… el mensaje que me mandaste me dejo pensativo y no me dejaba dormir. Por eso vine.

-¡Ah! A cerciorarte que no me gustaba, ¿cierto? –susurro decepcionada mirando mis pies bajo el agua.

Toma mi barbilla y sube mi rostro. Sus ojos son tan hipnotizantes que lo odio por tener ese poder en mí. Nos miramos por lo que parecen largos segundos estudiando cada uno de los pensamientos y deseos que pasan por nuestras miradas. Me siento expuesta ante él, como si fuera un libro abierto, sin embargo el parece estar disfrutando de ello; luce tan cómodo y tan angelical que parece una mentira que él tuvo el valor de engañar a dos chicas.

-¿Recuerdas cómo nos conocimos en aquella fiesta? Te juro que en todos mis largos 24 años ese es el mejor momento que he tenido y que no cambiaría por nada. La manera que cambiaste mi vida desde esa vez es una locura. –acaricia mi mejilla- ¿Recuerdas la primera vez que estuvimos juntos? ¿Qué te hice mía en aquella cabaña y qué nuestros padres se volvían locos buscándonos? –ríe bajo- Cuando tomaba sin permiso el carro de mi padre y nos íbamos, hasta que nos agarraba la policía por yo no tener licencia. –mira mis labios semi/abiertos -No cambiaría nada de lo que hemos vivido Nicole, porque todo ha sido maravilloso, incluso los momentos desastrosos. Tú te adueñaste de mí desde el momento en que me sonreíste…

Barreras de lo ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora