Capitulo XXVIII

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Mauro

Camino lentamente cuando me voy acercando al lugar donde posiblemente esté Carol junto a Nicole. Me he cambiado a una vestimenta completamente negra hace unos minutos atrás cuando baje del taxi, y para no dejar rastro alguno tuve que subirme torpemente a un árbol y dejar el morral que traía en alguna rama.

Mis manos están sudando ¿A quién podría mentirle? Estoy cagado de miedo; pero esto lo hago por Christian porque sé que realmente ama a esta mujer. Podría ser visto como algo estúpido que un mejor amigo se arriesgue a tal punto sólo por la felicidad de su mejor amigo; pero así es. Es difícil comprender mi actitud por hacer esto pero desde mi punto de vista estoy haciendo algo por él, así como él ha hecho mucho por mí. Ya lo celebrare luego obligándolo a pagarme licor y putas. Uhm... Eso sonó mal. Bueno, licor no... pero putas sí. Sonrío burlón.

Observo la entrada de una casa vieja, pero cuando digo vieja no me refiero a una que esté en malas condiciones sino al estilo antiguo, parece una gran casa de abuelos aburridos. Hay tres hombres en la entrada, dos están junto a la puerta mientras que el otro camina de un lado a otro. Miro cómo van vestidos y sonrío victorioso, el ver muchas películas de acción me hizo acertar a la hora de vestirme como estos gilipollas.

Ahora la cosa era ¿Cómo hago para llegar y hacer como si fuera uno de ellos?

Giro detrás del árbol donde estoy y suspiro profundo colocándome un gorro que cubre todo mi rostro. Espero que todo esto resulte de la manera cómo lo hemos planeado, si no es así las cosas irían muy mal.

Me agacho permitiéndome caminar de manera que las ramas y pequeñas plantas puedan cubrirme de ser visto. Me siento como en un juego de policías y ladrones y por más que ese juego me parecía divertido cuando era pequeño; ahora no.

Al estar alejado de la entrada principal, corro sin hacer mucho ruido hasta un lado de la casa. Trato de relajar mis músculos y recordarme el por qué estoy aquí y así aparentar ser uno de ellos. Toco mi espalda baja para asegurarme que el arma que llevo no se haya caído. Ojala no noten que es de juguete.

Camino tranquilamente mirando a mis alrededores como si estuviera vigilando, llego a la parte trasera de la casa y observo una camioneta negra con la puerta abierta a la espera de alguien. Escucho el sonido de unos tacones y giro mi cabeza viendo salir desde la puerta a una seria Carol.

Me tenso al instante en que pone sus ojos en los míos pero luego sigue caminando como si nada. Al parecer si creyó que era uno de los muchos cuidadores.

Carol se detiene en la puerta del auto y señala a un chico junto a la camioneta.

-Tú cuidaras ésta entrada, no quiero que alguien se acerque. Cuando veas algo sospechoso me llaman. —se voltea hacia mí- Y tú, ve a la cocina y llévale algo de comer a Nicole, luego cuidaras ésta parte junto a él.

Sin más que decir, se sube y logro ver a otro chico dentro esperándola. La camioneta arranca rápido dejando una nube de tierra y desaparece por el ancho camino.

Escucho un pequeño ruido desde mi auricular y sé que es Christian que está tomando la señal correcta para así poder comunicarnos.

-Ma...uro... Mauro, ¿me escuchas? Si lo haces, haz algún sonido. —dice Christian desde el auricular.

-Aja. —digo murmurando muy bajo.

-¡Aleluya!

Entro a la casa sin saber muy bien a donde ir, camino dudoso y abro una puerta; pero es una biblioteca por lo que la vuelvo a cerrar.

-¿No sabes dónde está la cocina? —dice el mismo chico que estaba afuera, con el que se supone que debo cuidar más tarde.

-No... lo que pasa es que...

-Tranquilo. Ven, es por aquí. —me interrumpe y camina por el pasillo contrario al que me encontraba hasta llegar a una puerta blanca. El chico tiene su rostro destapado y realmente no luce como una persona mala, de hecho parece ser un buen chico, pero bien, eso es lo que la mayoría de los tipos metidos en este mundo aparentan.

Se retira y entro a la cocina. Hay una señora no muy vieja pero tampoco muy joven de espaldas, se sobre salta un poco cuando abro la puerta y me mira un poco temerosa. ¿Será que la están obligando a estar aquí? No lo creo, a lo mejor solo necesita dinero y por eso lo hace.

Coloca una bandeja en gran mesón y asiento en dirección a ella en señal de gracias. Salgo y camino hasta conseguir unas escaleras, lo más posible es que Nicole esté en el piso de arriba, pues no se arriesgarían a que se escapara estando en este piso.

Al llegar arriba miro hacia los lados y observo varias puertas pero hay una que llama mi atención pues se ve que está hecha de un material más pesado y rustico que las demás. Me acerco a ésta hasta empujarla con fuerza, asomo mi cabeza hacia la habitación y veo a una chica con sus ojos brillosos y sus mejillas húmedas. Estuvo llorando. Y estoy seguro que es Nicole.

-Hola. —digo suave- Te traje comida. —me acerco poco a poco a ella. Es una chica muy hermosa, ahora entiendo porque Christian está tan loco por ella. Cualquiera lo haría.

-No tengo hambre. —dice seria y su voz suena un poco ronca.

-Tienes que comer porq...

-No importa.

Coloco la bandeja en el suelo frente a sus pies. —Se ve muy bueno, deberías probarlo.

-Pues comételo tú. —lo empuja un poco con sus pies.

-Christian te mando saludos. —sube rápidamente sus ojos hacia mí y puedo ver que está preocupada.

-¿Qué le han hecho? —dice con voz ahogada y escucho el suspiro de Christian por el auricular.

-Nada, él está muy bien. —Quiero decirle que él ésta preparando todo para rescatarla, que está escuchando todo lo que estamos hablando, que soy su mejor amigo pero no creo que sea el momento adecuado; si se lo digo será muy notable su cambio ante todos aquí y no quiero que nadie sospeche. —Sólo venía a ver cómo estabas, debes comer. Estás muy pálida.

-¿Dónde está Christian? —dice con sus ojos cristalinos.

-Escucha... -me inclino hacia ella y subo mi gorro hasta descubrir mi rostro- No olvides mi cara. Te prometo que esto acabará pronto, sólo debes seguir permaneciendo fuerte. Ahora come. —digo susurrando y limpio sus lágrimas con mi pulgar.

Sin esperar a que responda me levanto, bajo mi gorro y salgo por la puerta pesada de nuevo. Bajo y salgo hasta la parte trasera de la casa junto al chico que me ayudo a encontrar la cocina.

Miro el cielo, ya está oscureciendo. Pasamos varias horas caminando de un lado a otro hasta que nos sentamos en unos escalones. No sé cómo soportan estar haciendo esto todo el día.

-¿Tienes mucho tiempo haciendo esto? —pregunto.

-¿Haciendo qué? —pregunta un poco a la defensiva.

-Esto... ser parte de un secuestro. -frunzo el ceño- Yo lo he hecho durante toda mi vida. —digo para que no sea demasiado sospechosa mi actitud. Me mira unos minutos, dudando si contarme o no.

-Este es el segundo secuestro en el que participo. —dice luego de un rato.

-¿Por qué entraste a esto? Los que entramos, estamos jodidos.

-Necesitaba dinero. —dice- Pagan muy bien por esto. Además tengo una hija a la que cuidar.

-Es un trabajo de riesgo.

-Lo sé. —mira hacia la nada.

-Es injusto lo que hacen con esta chica. Parece una buena persona.

-Sí, sólo espero que pueda salir viva de esto.

-¿Por qué lo dices?

-Escuche que están planeando matarla.


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¡¡¡GRACIASSS POR LOS VOTOS!!! Espero les guste el capitulo<3 xo

Barreras de lo ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora