Capitulo III

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Era él. Era Christian. Su primer amor. Estaba en un estado de shock, ya hacía 4 años que no se veían. Estaba tan guapo, su cabello azabache brillaba y tenía la barba como si no la hubiera cortado en 3 días. Sus ojos caramelo denotaban emoción y sorpresa. Estaba vestido con una camisa blanca, con las mangas hasta los codos. De su hombro colgaba un bolso y en su mano llevaba una maleta. Se veía tan atractivo.

-Christian…. –dije en voz tan baja que dudo que me haya escuchado. Acorté los pocos metros que nos separaban y lo abracé. Me devolvió el abrazo tan fuerte que me hizo sentir más débil y a la vez muy cómoda en sus brazos.

-No pensé que te encontraría aquí –me miro de pies a cabeza- ¡Wow! Estás tan preciosa. –me sonrojé y le sonreí-

-¿Qué estás haciendo aquí? ¡Dios hace tanto que no nos veíamos! –él sonrió. Me encantaba esa sonrisa.

-Estoy en New York por asuntos de negocios, y me quedaré algunos meses así que alquilé un apartamento aquí.

-¿En serio? Yo vivo aquí –No podía creerlo.

-Así que serás mi hermosa vecina –coloco una cara de pervertido.

-Que bobo –le pegue suave en el hombro. Él rio.

-Ven, subamos a mi apartamento y conversemos mejor.

Asentí y subimos al ascensor, conversamos un poco sobre lo que había sido de nuestras vidas en estos cuatro años mientras subíamos a su piso, el número 18.

-Así que un importante empresario…. –dije cuando entramos a su apartamento- Suena aburrido. –Él rio mientras colocaba sus maletas en la sala de estar.

-No es aburrido –lo mire burlona- Bueno, si es aburrido pero tiene sus beneficios.

-¿Cuáles? ¿Ser un gruñón? –reí. Me encantaba molestarlo.

-¡Oye! yo no soy gruñón –se hizo el ofendido.

-Lo estás siendo…. –dije sonriendo caminando a la sala.

-Así me veo más sexy, una vez me lo dijiste. –Me sonroje recordando eso.

-Lo dije para que no te sintieras mal, ya sabes, tenías una autoestima baja.

-¿Escuchaste eso?

-¿Qué? –pregunte curiosa.

-Mi corazón rompiéndose. –reí fuerte.

-Eres tan bobo Christian Rowling.

-Tu trabajo también tiene beneficios. –dijo sentándose en la alfombra y palmeando su lado para que me sentara.

-¿Ah, sí? ¿Cuáles? –dije sentándome.

-Ver mujeres en ropa interior cuando se van a probar sus trajes.

-¿Qué tienes en la mente Christian? No dudaría en que te estás haciendo una película en tu mente ahora mismo. –hice una mueca de asco.

-Extrañaba tus muecas. –dijo mirando cada facción de mi cara.

-Yo no te extrañaba para nada.

-Sé cuándo mientes preciosa, porque arrugas un poco tu nariz.

-Me da miedo que me conozcas tan bien Chris. –Se estaba acercando para besarme pero fue interrumpido por su teléfono. Gruñó-

Se levantó y contesto el teléfono, por lo visto era alguien de su trabajo pues hablaban de unas gráficas y porcentajes de un proyecto. Le di privacidad y encendí el televisor. Me entretuve viendo una película hasta que él llego.

-Perdón, era un socio. ¿Quieres ir a tomar algo esta noche? Yo invito. –sonreí y asentí. Esta noche sería muy divertida.

Barreras de lo ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora