C A P I T U L O 8

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Pandora.

Austin.

Las gotas caían sobre nosotros. Mis ojos estaban completamente perdidos en los suyos mientras mis manos sujetaban su rostro.

Las manos de ella estaban entrelazadas en mi cuello de esa forma tan exquisita y perfecta como lo había hecho en el par de ocasiones en las que habíamos llegado a esto.

Todo de ella me atraía.

Era también increíblemente necia y caprichosa, pero eso solo hacía que la viera más guapa.

Jamás me habría aguantado que alguien me persuadiera de algo hasta que Maddy llegó y con ella, me di cuenta de lo mucho que daba mi brazo a torcer con tal de complacer sus deseos y verla feliz; Incluso ahora, que me hacía ir tras ellas aun estando inconforme con su manera de actuar.

Si hubiese sido Rebecca, probablemente la hubiese dejado sola sin importar la lluvia o cualquier otra cosa.

«Pero por fortuna no era Rebecca, era Madison»

Por eso no pude aguantar más y uní nuestros labios en un profundo y largo beso. Ella de seguro lo deseaba tanto como yo.

Pero también fue Madison la que cortó con el beso y lo reemplazo colgándose de mi cuello regalándome un dulce abrazo. Estaba de puntillas con la mejilla izquierda sobre mi hombro derecho.

- Gracias por todo, Austin. Así no lo demuestre, noto todo lo que has estado haciendo por mí. – confesó.

Esperaba escuchar algún comentario sarcástico, o recriminándome por lo que habíamos hecho; pero estaba agradeciéndome por lo que había estado haciendo por ella.

Honestamente me encantaba la idea de que notara eso, pero no necesitaba que lo hiciera. Para mí era suficiente con saber que le estaba brindando un apoyo, y, a decir verdad, ella también estaba siendo el mío aun sin saberlo.

No sabía que decir exactamente. ¿Cómo responder sin dejarme en evidencia en el proceso?

Además, hace unos minutos estaba exhalando ira pura luego de verla de nuevo con el grupo de la otra noche.

Madison había cambiado mucho, ahora era más impulsiva y me preocupara que se estuviera volviendo un hábito eso de correr hacia el peligro.

Me quedé en silencio hasta que se separó de mis brazos.

- Creo que me debes una conversación, Maddy... - mencioné tratando de desviar el tema.

Ella estaba empezando a temblar, pero sus ojos se habían humedecido y no era por la lluvia.

- Vámonos que me voy a congelar. – omitió mi comentario.

Tomé su mano y empecé a correr llevándola rápidamente al auto.

Cuando llegamos a mi coche, estuvimos un par de minutos sin decir nada.

- Tengo hambre. – declaró Madison rompiendo el silencio que nos separaba.

- Bien, aquí está tu hamburguesa. – Saqué la bolsa donde estaba toda la comida que habíamos comprado en el McDonald's y le pasé lo que había pedido.

Empezamos a comer y, la verdad, me sentía un poco culpable. Había cosas que Madison debía saber antes de que se siguiera acercando, pero no tenía el valor suficiente como para ser sincero con ella.

No es que no confiara, era solo el miedo de su reacción cuando se enterara de todo. Ella me estaba dejando entrar en su vida, me estaba dejando acercar, pero, aunque no me gustaba pensar en ello, en algún momento se iban a saber las cosas y todo se podría derrumbar.

A donde sea, pero si estás túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora