FELIZ AÑO NUEVO

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Nuevos finales y nuevos inicios. Empezar un año nuevo es como renovar todo de ti. Quieres empezar de nuevo con el ejercicio, te propones nuevas metas, haces un recuento de lo que hiciste en el año que está a punto de acabar, y te lamentas por quienes ya no están, mientras abrazas a los que se quedaron.

Es demasiado para mí.

No me gustan esta clase de fechas, porque por lo general me ponen muy sensible, así que agradecí las circunstancias en las que recibiría este nuevo año.

En ese nuevo año terminaría el instituto, tenía que decidir qué hacer con mi vida, emprender un camino hacia la adultez y básicamente encaminarme a cumplir una gran meta. ¿Cuál meta? No sé.

No tenía muchas cosas claras, entre esas, lo que sería mi vida al terminar el instituto.

Me mantenía con la mente abierta, aunque igual estaba ansiosa por todas las expectativas que tenía para ese año.

Sabía que este año había sido duro, pero también me había demostrado que soy capaz de aguantar, resistir y superar los malos momentos, y aunque sin duda no fue mi mejor año, sigo de pie luchando, porque me lo merezco. Me merezco luchar por lo que sea que esté por venir.

Ahora mismo la vida me sonreía, y me recargaría con ello, por si en el futuro tendría que sonreírle yo a los obstáculos.

No tengo metas o propósitos como mis compañeros o amigos. Mi meta este nuevo año es ser más feliz. Luchar más por mí. Concentrarme en crecer, disfrutar y sentir al máximo. Quiero aprender cosas nuevas, entre esas, quiero aprender a amarme con más incondicionalidad. También espero ser más independiente y encaminarme con más seguridad hacia mi futuro.

Quiero seguir peleando batallas, porque sin importar el resultado, puedo aprender más, y desde que siga viendo el sol salir cada mañana, y la luna iluminar cada noche, sé que no habré perdido la guerra.

Y obviamente, quiero que el universo me permita disfrutar de miles de aventuras, con esa persona que me había mostrado como ser feliz de nuevo.

Pasé mi mano instintivamente por mi cuello, donde tenía mi cadenita y Austin salió del baño mientras su espectacular perfume inundaba mis fosas nasales. Estábamos listos para ir al centro de New York, y celebrar año nuevo rodeados de miles y miles de personas.

Me revisé frente al espejo, aunque con las tres mil capas de ropa no había mucho que cuidar. Tenía el pijama de Austin, un suéter, una sudadera, y una chaqueta un peluchito por dentro para que fuese más cómodo y calentito. Tenía mi respectiva bufanda y Austin me puso mi gorro de lana en la cabeza.

- No estoy exagerando, ¿verdad? – le pregunté dudosa al verme en el espejo como Baymax.

- No, amor. Es mejor si te cubres bien, con eso no tienes que sufrir tanto con el frio de allá afuera.

Asentí y me di la vuelta para que me acomodase el cabello que quedaba fuera del gorro.

Se paró a mi lado y sonrió tiernamente al ver nuestro reflejo en el espejo, e inevitablemente me puse sensible.

Muy sensible.

Mis ojos se enlagunaron con rapidez y me pegué a su pecho.

- P-pero... ¿Te duelen las piernas de nuevo, Maddi? – preguntó preocupado y sin entender muy bien lo que me pasaba. – Si quieres, mejor no vamos. También podemos pasar año nuevo aquí.

- Noooo – chillé –. Es que me haces muy feliz y... e-este año había sido un asco hasta que llegaste. Ha sido un año horrible para mí, pero de repente apareciste de nuevo y te aguantaste todo mi drama... N-no te rendiste a pesar de que me empeñé en alejarte y... Austin, no quería enamorarme de ti, pero en un abrir y cerrar de ojos ya me tenías sonriendo como imbécil... Y aunque el futuro sigue siendo incierto, ya no tengo miedo de enfrentarlo.

A donde sea, pero si estás túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora