Antes de empezar, necesito decir que me demoré muuuucho buscando que canción poner, entonces, aprecienla. Att: La administración.
El mago lo hizo de nuevo.
Madison.
Mis ojos se fijaron detalladamente en el agarre que ella ejercía sobre su mano.
Sentí como si el universo intentara mostrarme la realidad a las patadas. ¿Cómo explicaría lo que estaba pasando? Ni idea, pero no iba a dejar que eso me bajara más el ánimo de lo que ya estaba.
Mi hermano me estaba tratando como si fuese un animal salvaje. No entendía si estaba ebrio, o si simplemente estaba de malhumor y chocaba conmigo.
Después de todo, él siempre tuvo una actitud difícil, pero a eso ya estaba acostumbrada. Solo que por la manera en la que me había tratado antes... No sé, solo pensé que no me hablaría así...
Mis ojos se volvieron a fijar en sus manos, pero ahora él solo llevaba un cigarrillo, que soltó y pisó más rápido de lo que hubiese imaginado, esa era otra faceta que tampoco conocía.
No quería verlo, no quería recordar por qué me tenía como me tenía. No quería volver a fijarme en sus movimientos, miradas, acciones o simples gestos que como si fuese una manía, me había acostumbrado a detallar. Sabía que fruncía su ceño casi siempre, a menos que fuese a reír. Su mirada era tan impenetrable, que resultaba completamente intimidante, aunque adictivo verlo a los ojos. Cuando estaba incómodo, empezaba a jugar con sus dedos, retorciéndolos de un lado a otro, o hacía leves sonidos con sus manos, que cualquiera pasaría por alto.
Y no me pregunten por qué o en qué momento, pero se me hacía inevitable fijarme en ello, en él.
- ¡Hey! Te había estado buscando... supongo que hace mucho no saludabas a Maddy y quería que lo hicieras... - probablemente se estaba haciendo el idiota, pero ambos sabíamos que él tenía una espinita con Austin desde el día de lo de Margaret.
Pero si el actuaría así, tendría que responder y actuar de la misma forma.
Ahhh. Claro. Se me olvidaba que no estábamos solos...
Mentira. Era imposible olvidar o ignorar que la rubia estaba allí.
- Cielo, ésta niña es un amor... ¿Cómo no me la habías presentado antes? – preguntó la anteriormente mencionada.
Esa frase sonó más falsa que mis ganas de estudiar matemáticas.
Olvídense, pero el tonito que usó, solo me hizo dudar de si era tan linda y dulce como lo creí en un inicio.
Yo solo sonreí tan falsamente como ella lo hacía, y vi que entre Rebecca y mi hermano, se lanzaban mirandas extrañas. Fingí que pasaba por alto todas esas red flags, y les seguí la idea.
- Sí... Hace mucho no nos veíamos... - me acerqué muy casual y alegre a Austin y le di un pequeño abrazo.
Muy pequeño, lo prometo.
Aunque no tan pequeño, porque fue suficiente para que posara sus manos en la piel desnuda de mi espalda y cintura, ocasionando tres paros cardíacos y una erizada de piel, que hizo que se me olvidara como respirar.
Y no es por presumir, pero se puso tenso tan pronto me acerqué tomándolo desprevenido.
Ayy, no sé qué me pasaba. Estaba actuando totalmente en desacuerdo con lo que creí que haría en un inicio.
Claro que ese no era el plan, y me di trescientas cachetadas mentales, porque todo mi sistema nervioso quedó sensible al tacto y mandó respuestas a partes incomodas, sobre todo en ese momento, en el que tendría que estar terriblemente enfadada o indignada. Pero no, no todo era culpa mía, creo.
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A donde sea, pero si estás tú
Fiksi RemajaTras descubrir un secreto familiar en el verano antes del último año de escuela, Madison se da cuenta, que su vida no era tan buena como creía. Sus amigos la dejaron sola, su familia se separó y ella dejó de confiar en todo lo que la rodeaba. Volver...