C A P I T U L O 16

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Disfruten de la función. Att: La administración. <3

You got a fetish for my love.

Cuando era pequeña creía que mi papel en la sociedad era cumplir con las reglas éticas, morales y políticas que nuestros padres nos enseñaban, porque era lo que "la sociedad" consideraba apropiado. Luego, a medida en que crecía, mi abuela se encargó de prepararme psicológicamente para enfrentar el mundo, y que este no me tomara desprevenida. Mientras mi abuela me llenaba de temores y dudas sobre las personas, mi padre intentaba inculcarme la independencia en todos los sentidos. Por otro lado, mi mamá – léase con incomodidad – intentaba mostrarme que el amor nos hacía fuertes y que el amor siempre sería lo que movería al mundo. Finalmente, mi hermano me aseguró que siempre seríamos él y yo haciéndole frente a todo.

Todos mintieron.

No somos seres que nacen para cumplir expectativas o reglas impuestas sin fundamento. No somos maquinas que automáticamente puedan controlar lo que sienten – por más de que eso nos gustara -. No hay preparación adecuada, pertinente o exacta que nos capacite para enfrentar este mundo. Todos los seres humanos tenemos las mismas posibilidades de ser tanto buenos como malos, y encasillar a la sociedad, señalándola como algo a lo que hay que temer, solo hace que nos asustemos con estereotipos que al final, solo nos crearan más inseguridades y miedos.

Si bien la sociedad no es algo por lo que debemos temer, si debemos ser valientes al afrontarla, porque al salir al mundo real nos enfrentaremos con decisiones y riesgos que necesitaremos tomar para seguir avanzando en el camino incierto del destino; y debemos entender, que el amor no va a solucionar los problemas que tengamos, sino que probablemente el amor sea la excusa perfecta para evadir la responsabilidad de tomar nuestras propias decisiones. Siempre encontraremos la manera de depender de algo o alguien, pues eso será nuestro muro de contención cuando estemos inseguros y, no sobra decir, que a veces las dulces promesas que hacemos de niños, se vuelven amargas cuando crecemos.

Tal vez parezca un ser reflexivo y consiente de lo que hablo, pero últimamente, me he encargado de tirarme de cabeza en todos los abismos sociales y personales que he encontrado.

He tomado malas decisiones, he sido particularmente impulsiva y me he puesto en riesgo en más de una ocasión, comportándome como una niña inmadura que, en efecto, buscaba llamar la atención de su familia.

Objetivo: No logrado.

Ahora, hablando un poco más de los pros, e intentando verles buena cara a los desastres resientes, me encuentro cómodamente en una espaciosa cama, junto a una persona que por más que me cueste admitirlo, me hace querer ser un poco más responsable.

Estoy recostada sobre su brazo, pero subo la mirada para poderlo apreciar mientras duerme. Al final no fue tan malo no poder seguir durmiendo.

Tiene un aspecto totalmente tranquilo e incluso llega a ser tierno verlo dormir de una manera tan placida como él lo hace. Luego de un rato, las manos me empiezan a picar y empiezo a acariciar su torso con cuidado de no despertarlo, pero con el deseo de tocarlo y confirmar que no estoy viendo mal o no es una jodida ilusión.

- ¿Desde tan temprano andamos toqueteándonos, Maddy? – preguntó tranquilo tomándome desprevenida.

Sentí como mi cara se puso roja de la vergüenza, pues me había atrapado literalmente con las manos en la masa, aunque no es que esperara algo distinto.

- Pues toqueteándonos me suena a más de uno, y aquí soy la única ejerciendo la acción. – dije intentando parecer lo más despreocupada posible.

Y como siempre, en un par de segundos ya tenía mi cuerpo como se le antojaba. En esta ocasión, estaba encima de mí haciendo cosquillas mientras me besaba el cuello.

A donde sea, pero si estás túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora