C A P I T U L O 25

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Sueños.

Habían pasado algunos meses. Celebramos año nuevo en New York y mi lado fangirl recordó la imagen de Harry Styles y Taylor Swift celebrando año nuevo también en esa ciudad en 2012.

Volvimos a casa y le entregamos la condecoración a Louis, volví a clases del instituto y Austin a las suyas de universidad. Ahora lo normal era que fuese el quien me llevara y recogiera, a menos que estuviese muy ocupado.

Salimos a comer con el combo un par de veces. Parecía que las aguas se habían calmado más y me alegró ver a Diana más tranquila. Sally, por su parte, había trabajado como fotógrafa también en unos cuantos eventos durante año nuevo, por lo que estaba muy entusiasmada con las oportunidades que podría ofrecerle la fotografía.

Un día, de la nada, me llegó un correo de Rose. Me decía que la propuesta seguía en pie, pero lo que más llamó mi atención fueron los archivos adjuntos que había en dicho correo. Rose nos había fotografiado a lo largo de la velada, y las fotos habían salido sencillamente hermosas. Accedí a su propuesta, pues era solo como una prueba, aunque la verdad, me sentí muy cómoda cuando vino hasta Los Ángeles y me fotografió en diferentes lugares, e incluso, nos volvió a fotografiar a ambos.

Me estuvieron llamando del hospital psiquiátrico como de costumbre y me contaron que el proceso de mi madre estaba evolucionando muy bien. Un día le comenté a la enfermera que preferiría que llamara a mi abuela para darle el informe diario, pues me incomodaba que la ella me repitiera lo mucho que Margaret quería verme. Aun no estaba lista para dar ese paso, no quería enfrentarla en este momento.

Matt y yo no habíamos vuelto a hablar, y me alegraría decir que me daba igual, pero la verdad no sería esa. Lo extrañaba y muchas veces me vi con el teléfono en las manos a punto de marcarle, pero no lo hice. No era yo la que debía buscar al otro.

Cumplí dieciocho y Austin me llevó a montar a caballo. Dijo que eso me iba a relajar mucho y en efecto, así fue, y también me regaló dieciocho libros de mi lista de deseos. No me gustaban los cumpleaños, y a él tampoco, pero igual quiso tener ese detalle y lo aprecio.

También habíamos ido a acampar con el combo, y como era de esperarse, hubo caídas, gritos, llantos, discusiones, vómitos y mucha, pero mucha risa.

Ahora, era una semana un poco difícil.

Estuve preparando otra exposición para un proyecto de ciencias que tenía que hacer con Josh, y no había descansado nada durante todo el fin de semana. Me acostaba a las dos de la madrugada, y me levantaba dos horas más tarde para seguir estudiando y arreglarme para ir al instituto.

Para Austin también estaban siendo tiempos difíciles y estresantes.

La salud de Louis era bastante inestable, sus profesores estaban analizando sus calificaciones y había tenido que volver a tener varias sesiones con su psicóloga durante la semana, para que analizara si estaba en condición de volver o no al equipo, y eso también lo tenía muy nervioso y ansioso.

- El lunes a primera hora empiezan las exposiciones que les corresponden. No hay espacios para fallos. Es como su proyecto final en esta materia, y lo hemos estado preparando por alrededor de un mes, así que espero que deslumbren a sus demás compañeros. No me defrauden. – dijo mi profesor de ciencias justo antes que la campara sonara.

Tenía que hacerlo bien. Tenía que hacerlo bien. Sí, yo puedo. Lo haré.

Espero que el mantra funcione esta vez.

Busqué a Sally en la cafetería, pero no la encontré, por lo que salí a los comedores al aire libre, donde pude localizarla. Estaba destapando unas galletas integrales, mientras tenía una hamburguesa con papas fritas en frente. Me acerqué hasta ella mientras el agradable clima me recibía. Por fin el invierno se había ido.

A donde sea, pero si estás túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora