C A P I T U L O 11

3.5K 242 186
                                    

Ares

Me quité el saco que llevaba puesto y me vi frente al espejo. Los moretones se estaban poniendo azul oscuro y rojo por partes iguales, y al quitarme el pantalón vi lo mismo que antes.

Los chupetones que tenía en el cuello, los pude disimular con corrector y base esta mañana, pero, aunque no los veía con tanta claridad, sabía que ahí estaban.

 Tomé una ducha, salí del baño y con la bata puesta, me acosté en la cama.

Estaba agotaba física, mental y emocionalmente, por lo que fue fácil quedarme dormida. En la madrugada, me levanté por lo de siempre, malos sueños, que me recordaban cosas de las que no quería hablar.

Al otro día me levanté temprano y me arreglé para ir a clases.

Hice el mismo proceso con la base y el corrector, ocultando las zonas amoratadas que podrían ser visibles con el uniforme.

Bajé a buscar algo para desayunar, pero solo encontré unos bananos podridos y agua, por lo que eché agua en un termo, cogí la maleta y salí de casa.

Se suponía que hoy, mi papá terminaría el proceso de la emancipación, pero ni siquiera sabía dónde estaba.

Hoy sería mi primer día de clases en la nueva escuela. Se supone que Aron también tendría que ir conmigo al colegio, para firmar la cláusula de permanencia y unos permisos que solicitaba el instituto, pero probablemente, eso también se le habría olvidado.

Y ahora no entiendo por qué suponía que las cosas serían distintas...

Cuando salí de casa, estaba Derek recostado en el auto, listo para llevarme.

- Buenos días, señorita Madison, ¿Qué tal el fin de semana? – preguntó amablemente mientras me abría la puerta de atrás.

- Mejor de lo que te imaginas, Derek. – mentí y me subí.

El trayecto era bastante largo, pero llevábamos tiempo suficiente.

- ¿Tiene hambre? Podemos parar en algún restaurante...

- Si, para por café, por favor.

En efecto, paramos en una cafetería y me compre un café frío extra grande.

Seguimos con el recorrido hasta el colegio.

Llegamos, paró en la entrada, me despedí y puse mi mejor cara a la hora de entrar.

El colegio era bastante grande y había muchos otros chicos entrando al igual que yo así que saqué el teléfono y lo prendí.

No había mensajes ni llamadas.

Fui a la recepción, donde entregué todo mi expediente académico y las referencias del colegio anterior. La secretaria asignó a un chico de último año, como yo, para que me hiciera el famoso "recorrido" por las instalaciones.

Se llamaba Josh, era muy amable y seria mi compañero de clases. Era el mejor de la clase, pero no era el típico "nerd".

De hecho, parecía ser popular, pues por dónde íbamos, conocía gente. Era bastante simpático y muy cortes.

Dimos un recorrido por todo el colegio, y cuando digo todo, es todo.

Las canchas de futbol, baloncesto, tenis, el gimnasio, los cambiadores y un sinfín de lugares que tenía ese instituto.

Luego entramos a la clase que teníamos a eso de las diez de la mañana, pues el recorrido nos había tomado mucho tiempo.

Cuando entramos al salón, reconocí de inmediato los grupitos que habían.

A donde sea, pero si estás túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora