C A P I T U L O 13

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Angelitos.

Conocía esos brazos, ese aroma y esa mirada tan intensa que se siente aun teniendo los ojos cerrados.

Escuché como hablaba con las enfermeras preguntando la razón por la que no lo llamaron sabiendo el delicado estado de su tío.

También escuché como decían que Louis estaba mucho mejor y que le habían quitado el oxígeno y bajado la dosis de medicamento, porque su cuerpo había estado respondiendo bien. Este informe me hizo darle vía libre a mi deseo de dormir, por lo que lo hice, no sé por cuanto tiempo.

Cuando me levanté, la habitación estaba sola. Fui al cuarto de aseo y me lavé la boca con un cepillo de repuesto que había en un cajón. Me lavé la cara y salí en busca de Louis y las enfermeras.

Estaban intentando darle el desayuno, pero aparentemente, no era una tarea fácil por su humor.

- ¡Lucecilla! – me llamó con la voz aun cansada.

- Buenos días, Doc. ¿Cómo seguiste?

- Mejor, dentro de lo posible. Gracias por quedarte conmigo, pero no era necesario...

- Claro que era necesario. Si hubiese sido yo, también te hubieras quedado.

Le recibí el plato a Anne, la joven enfermera cuya paciencia para lidiar con Louis era mínima.

Mientras él guardaba silencio pensativo, empecé a darle los huevos revueltos que le habían servido.

Como si se tratara de un niño mañoso, cuando yo le ofrecí la primera cucharada, él la aceptó gustoso.

Se comió todo y nos pusimos a hablar mientras llegaba la hora de las medicinas. Hasta ahora eran las ocho, y aunque no pude dormir mucho, había descansado lo suficiente.

- Austin estaba enojado... - dijo como si quisiera hablarme específicamente de él.

- ¿Si?

- Si. Mucho. Dijo que las enfermeras debieron haberme cuidado anoche, no tú...

- Lou, yo lo hice porque quise, no sabía que eso le molestaría a tu sobrino... - dije haciéndome la desentendida.

La verdad me ponía de malhumor que se enfadara por eso, sabiendo lo apegada que estoy a Louis.

- No eres tú. Solo que su humor ha estado pésimo estos días. Pero si prefieres, puedes irte antes de que él...

Se quedó abruptamente callado y justo después, sentí una mano sobre mi hombro.

Su mano.

- Buenos días. – dijo tranquilo.

- Buenos días. – respondimos Louis y yo a la vez.

Austin estaba ubicado a mis espaldas, pero tan pronto respondimos, se hizo en frente de ambos.

- Maddy... - Sonrió dulcemente mientras mi estómago y corazón daban un vuelco.

- Hola... - estaba completamente incomoda y ahora nerviosa al ver sus gestos cálidos.

- Te... Te traje esto por si quieres desayunar. – me ofreció una bolsita transparente que hasta ahora noto y que tenía un bowl con frutas y un café.

Volteé a mirar a Louis como por mero instinto y cuando lo hice, vi que intentaba ocultar una sonrisa burlona.

Me moría por comer eso. Realmente tenía mucha hambre.

- Bueno, pero también me pudiste haber traído a mí, sobrinito... - cortó Louis el silencio.

Los tres nos reímos y me vi obligada a dar una respuesta.

A donde sea, pero si estás túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora