Capítulo uno.

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Córdoba Capital, Argentina.

》》Notificación de mensaje. 》》

Sara.
Agarro el celular, viendo con un ojo de la fiaca que tengo, y entro a WhatsApp:

Chat de Lucio.

L:—Buen día estrellita, la tierra te dice hola.

S:—Buen día cielo. Desde temprano ya me haces sonreír.

L:—Es la idea. Iré a ayudar a mi mamá, más tarde hablamos. Te quiero y sos increíble, no lo olvides. (Qué suerte tienen los que te ven a diario.)

S:—Yo aún más. Pequeña gran criatura maravillosa. (¿Suerte? ¡Pobres!)

Dejo mi teléfono en la mesa de luz y miro hacía el techo.

Otro día más.

Mi hermana y mi mamá trabajando. En casa no hay nadie, más que el gato y yo.

Me levanto y pongo música, por siguiente le doy de comer al gato, que se está afilando las uñas en el sillón y me entro a duchar.

Al cabo de diez minutos salgo y me cambio para ir al colegio.

Me armo un sándwich, apago la música, cuelgo mi mochila en los hombros, cierro todo en casa, saco mi bicicleta, y emprendo viaje al instituto, no queda lejos y es fantástica la sensación del aire chocando en mi cara.

—¡Hola Vero! —Le saludo con la mano a la vecina, pasando por el frente de su casa—.

—¡Que tengas buen día! —Me grita desde atrás—.

La misma rutina de siempre.

Llego al colegio, saludo con quienes me topo y entro al salón.

Las clases son siempre las mismas, con la suerte de que con todos me llevo genial.

—¡Sarita! —Me hablan desde atrás—.

Ou, los gemelos Esteban (Todas las chicas lo quieren entre sus piernas) y Esmeralda (La sexy del curso.) Dos de mis grandes amigos y que los conozco desde mis siete años.

—Hola, mis gemelos favoritos. —Me doy la vuelta y toco la frente de ambos al mismo tiempo—.

—¿Qué haremos el domingo? —Preguntan—.

Dan miedo que todo lo hagan igual, que hablen igual, que se expresen igual.

¡Son gemelos! Sara. Sí, lo sé, pero aunque los conozca desde niña, no me acostumbro.

—Digan ustedes. —Respondo mientras que saco mi carpeta y cartuchera—.

—Luego del almuerzo podemos ir a tomar mates a la orilla del dique San
Roque. —Propone Esme—.

—Me parece perfecto.

—¡Hecho! —Dicen al mismo tiempo los gemelos—.

—¿Quién de los dos hablará? —Pregunta Esteban, molesto—.

—Yo estaba hablando. —Contesta Esmeralda—.

Viven peleando.

—Buen día alumnos. —Entra la
profesora y todos se sientan en su banco, Esme conmigo y Esteban detrás de
nosotras—.

Mirian, la profesora de Matemáticas, es algo..

—Si, es irritante, Sarita. —Esteban me da una palmada en mi hombro—.

Por si regresas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora