Capítulo diecisiete.

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Sara.
¿Qué cómo terminé luego de estar bajo el sol sin protector solar?

¡Exactamente!

Como un tomate, un tomate recién cortado de la huerta del que era vecino del campo de mi difunta abuela.

Fue hermosa la sorpresa que me hizo Lucio, pero me olvidé del protector y me arde hasta la espalda. La ropa me molesta, me quema, me arde ¡Necesito estar desnuda!

Y ¿Por qué no lo hago? ¡Esteban tuvo la estupenda idea de salir a bailar!

Así que me bañé, me puse un gel refrescante por el cuerpo y me quedé en bikini hasta que se me seque el cuerpo.

Estoy caminando de un lado al otro, con la puerta cerrada, ni a Esteban quiero ver.

Estoy como la escena de la madre de juego de gemelas, yendo y viniendo del armario a la cama, buscando algo de ropa, despeinada. Con la diferencia de que no fumo, sino que como caramelos que ¡Están más duros que la mierda!

*Golpean la puerta.*

-¿Quién es? -Pregunto casi gritando, metiendome un caramelo en la boca-.

-Marta. -Dice alguien con vos afinada-.

-Mirta. -Hace la misma imitación-.

-Moni. -Le copia-.

-Mica. -Hace la imitación con más voz fina-.

-Maca. -Se ríe-.

-Tito. -Imitan una voz gruesa y masculina-.

Escucho que todos ríen.

-¡Pasen! -Grito-.

La puerta se abre y entra el tucu, rulos, el colo, el rubio, Lucio y Esmeralda. Cierran las puerta y todos me miran sorprendidos, pegando un grito.

-Sara, creo que así no te tenías que maquillar. -Dice riendo el rulos-.

Lo miro amenazante y sigo caminando de un lado al otro.

-Esme, te pedí un calmante. -Digo frustrada-. Me arde todo.

-Te tiramos un pedazo de carne y ahí nomas se hace. -Bromea el rubio-.

-Una parrilita. -Agrega el colo-.

-Y ahora ¿Con quién voy a bailar? -Dice de brazos cruzados el tucu-.

-Mi pequeña. -Se acerca con una pastilla Lucio-. Toma y relajate.

-¿Vas a ir? -Pregunta Esme-.

-Me van a odiar, pero les juro que toda tela me molesta, me quema. -Digo frustrada-.

-No serás la única. -Dice el colo, sonriendo de lado-.

-¿Quién más está un tomate?

-Esteban comió mucho picante hoy y le salieron unas ampollas en la boca. -Rodea los ojos Esmeralda-. ¡Sabe que no debe de comer! -Exhala-. Le puse una especie de jarabe, algo así.

-Pero puede ir. -Digo-.

-No, porque si va, tomará y es peor.

-Los tortolitos tendrán casa sola. -Dice guiñando un ojo el tucu-.

-Tucumano. -Le miro-.

-¡Chuchis! -Pone sus manos en su cintura-.

-No puede hacer nada porque está súper quemada. -Ríe el rulos-.

-¡Pablo! -Le pega en la cabeza Lucio-.

-¿Qué? -Se acaricia donde le pego-. No es ninguna niñita inocente. -Dice con obviedad-.

Por si regresas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora