Capítulo cuatro.

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San Roque, Córdoba, Argentina.

Sara.
Como decía, Esteban.

Esteb es algo insoportable. Si bien nos criamos juntos, siempre peleabamos, todavía lo hacemos, y más aún cuando nos hicimos adolescentes, aunque nos alejamos bastante, ya que él comenzó un noviazgo con su actual novia, Pilar, y a ella le molesta que pasemos tiempo juntos..

Pero en fin, ahora estamos en el Dique San Roque, es un lugar que me causa paz y a también es muy visitado.

Esteban está comprando pastelitos y yo pidiendo agua caliente, a un señor que tiene su puesto, para los mates. Le pago al señor, cierro la tapa del termo y me cruzo nuevamente a la orilla.

Me paro al lado de Esteban, él está sentado en un pilar bastante finito ¿Éste chico no le teme a nada? ¿O qué?

Le paso el mate y yo agarro un pastelito de membrillo ¡Son los mejores!

—¿Están ricos? —Pregunta Esteban, mirándome—.

Asiento con la cabeza mientras le doy otro mordisco.

—Puedo notar tu cara de gozo. —Me dice—.

¡Juro por Dios que lo tiraría al agua! Pero no sé manejar y en Córdoba irse con extraños no es la mejor opción.

—¡Pendejo mal educado! —Le pego en su brazo y él solo ríe, por lo que le sigo pegando—.

—Basta, basta. —Ríe a carcajadas—. Me das ternura Sara, pareces una ardillita colgada de un árbol. —Sigue riendo—.

Lo miro molesta y le saco el mate de su mano.

—Pero todavía no terminé.

—No me importa. —Le respondo—.

Me sirvo un mate y le doy otro mordisco a mi delicioso pastelito, admirando el hermoso paisaje de las montañas, el agua y el maravilloso puente que se ha inaugurado hace un tiempo, hecho por nuestro gobernador de la provincia, Juan Schiaretti.

Es algo de lo que siempre discuto con mamá porque si bien Schiaretti se ha encargado de que Córdoba sea la mejor provincia para vacacionar, cosa que ha logrado bien, porque se llena de porteños, salteños, tucumanos, santiagueños y gente de todas las provincias, pero ¿Qué otras cosas hace? Además de construir puntes y calles ¿Y los hospitales? ¿Y los colegios?

Me encanta la política, pero en este país es una porquería y corrupta. Acá si vos elegiste ser político, te tenes que meter en el peronismo, o te pegan un balazo en medio de la frente.

Acá en Argentina hay mucha pobreza, acá la educación es de lo último que se encargan, acá vive bien el privilegiado, el que se levanta y se sienta en una silla municipal, en El Panal Cordobés o en La Casa Rosada de Buenos Aires, el que es diputado o cenador, el que labura en una empresa. Pero el obrero, la ama de casa, la niñera, se caga de hambre. La plata nunca alcanza, son pocos los que llegan a fin de mes.

Acá en Argentina matan a un perro por morder a una nena y dejan libre al violador. Acá va en cana el que se defiende porque le roban y no el ladrón.

Argentina es corrupción y choreo. Pero la gente es hermosa, a pesar de todas las caídas, los Argentinos se han levantado y se las resbuscan con lo que sea.

—¿Me vas a dar un mate? —Pregunta Esteban—.

—No.

—Leoncita.

—Perrito. —Rodeo los ojos, riendo—.

Le paso un mate y nuevamente el silencio nos inunda, hasta que acaba el mate y me lo devuelve.

Por si regresas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora