Sara.
Esteban termina de cantar y siento la necesidad de agradecerle de otra manera. Soy más impulso que persona, por lo que espero que deje la guitarra y cuando posa mi mirada en mi, me le acerco con rapidez y lo beso.No sé qué estoy haciendo ni por qué, pero se siente bien.
Sus labios me siguen, aceptan el beso. No voy a negar que más de una vez sentí curiosidad de probarlos, de que me lleven a ese infinito que se dejan ver cada vez que sonríe.
El beso comenzó lento, pero cada vez nos ponemos más ansiosos, y la respiración no nos importa.
Esteban posa su mano derecha en mi cuello y la otra en mi cintura, dándole el acceso de que me acerque aún más. Por siguiente paso mis piernas a los costados de las suyas, tomándolo de la nuca y él sube sus dos manos a mis mejillas.
Continuamos basándonos y no quiero parar, no sé si está bien o no esto, pero se siente de maravillas, él siempre lo quiso y últimamente yo también.
Esteban me trata con suavidad, eso me sorprende, porque he visto cómo es con todas y no es para nada tierno.
Con confianza me siento en sus piernas y él baja sus manos a mi cintura. Puedo sentir cómo sonríe y energías, a las que no estoy acostumbrada, pasan por mi vientre.
Lentamente Esteban introduce su lengua al beso y se siente malditamente bien.
Yo no soy una experta besando, lo he hecho pocas veces, contadas con los dedos de una mano y ni llega a las cinco, pero estoy segura que éste es mi favorito.
¿Por qué? ¿Por qué? Perrito. No quería caer, no lo quería hacer, porque temo a tirarme por el precipicio que tenes como boca y que la caída duela el doble, pero soy necia y prefiero quedarme con la culpa, que con la duda de cómo hubiese sido hacerlo. Así que besame, besame y no pares, que aunque no sepa qué nos diremos después, quiero que te hundas en mi piel y me beses como si no hubiera mañana.
Esteban me pega más a él, y puedo sentir su respiración más agitada, su deseo. Baja sus manos a mis muslos y lentamente comienza a subir mi vestido, eso me hace soltar un gemido, pero lo atrapan sus labios.
Nuevamente siento que sonríe y eso me estremece.
Señoras hormonas, no hoy.
Por unos segundos cortamos el beso y nos miramos fijamente. Él está sonriendo y yo algo sonrojada.
Sube sus manos a mis caderas, por encima de mi vestido y se inclina más hacía mi, sentándose derecho, acomodando mis piernas alrededor de sus caderas. Pasa su dedo índice por mi pecho, levantando mi mentón, deposita un beso en mi cuello y sube a mi oído.
—Te dije que todo vuelve, Leoncita. —Me dice en mi oído y por siguiente muerde a penas mi oreja—.
Su voz pone mis pelos de punta.
¡Señoras hormonas!
Me arrodillo, aún sentada, y apoyo mis manos en sus hombros. Nos miramos fijamente y él aprieta mis muslos, sube su mano derecha a mi mejilla y nuevamente pega sus labios con los míos.
Se siente bien y por primera vez no quiero reclamarle nada, solo pedirle que continúe.
Me besa, cada vez con más intensidad. Siento sus manos subir, me da a entender que le gusta hacerlo.
Ahora solo con dos de sus dedos acaricia mis muslos y eso me hace gemir levemente.
Nunca antes nadie me ha tocado, no he tenido primeras veces de nada, solo yo misma he experimentado, y aunque esto sea algo simple para mi, logra despertar mis cinco sentidos.
ESTÁS LEYENDO
Por si regresas.
Fiksi RemajaCórdoba Capital, Argentina. Que cada día, sin permiso alguno, las mariposas de dentro de mi estómago se apoderan de mi, sintiendo esos nervios por verte, como si así fuera a pasar.. Por si regresas te he dejado la puerta abierta. Por si regresas te...