Capítulo trece.

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Sara.
Es sábado. Bendito sábado.

Ayer terminamos las clases del sexto año. Normalmente los colegios solo son de seis años, pero donde voy tienen especialidades especiales, por lo que son siete. Es por eso que la mayoría de alumnos ya son mayores de edad.

Estoy en mi habitación, son las ocho de la tarde, y estoy viendo qué ponerme para dentro de un rato.

Hoy me veo con Lucio y quedamos en salir a no sé qué lugar, pero ha estado muy raro últimamente por ello, y ansioso.

Esteban.. Esteban está bien. Ayer nos vimos pero a la salida del colegio se reunió con sus amigos. Estos dos últimos días viene siendo tierno, excepto por hoy que a penas unos mensajes nos hemos enviados.

En los próximos días, con nuestros amigos, nos vamos a la casa de verano de los gemelos, en La Falda, una localidad de nuestra provincia, hace un año que lo hacemos. Allí festejamos que terminanos bien el año y que llega el verano. Esteban y Esmeralda dijeron que lo invite a Lucio, así que hoy se lo diré. Suena una buena idea.

Mamá hoy ha estado en casa, al igual que Elizabeth, por lo que hemos disfrutado bastante el día y le hemos dado tiempo a la casa. Tenerlas es increíble.

》》Mensaje de Lucio. 》》
L:—¿Lista para hoy?

Desbloqueo el teléfono y me apoyo en mi escritorio.

Chat de Lucio.
S:—¿Por qué tan nervioso?

L:—Es la primera vez que salimos de noche y conocerás a mis amigos.

S:—Mmh, te creeré.

L:—¿Y Esteban?

S:—Supongo que en su casa.

No, no le he contado nada a Lucio sobre Esteban y mucho menos a Esmeralda, no ahora, no aún.

Dejo mi teléfono a un costado y pongo música para prepararme, me quedan cuarenta minutos.

* * *

Lucio está esperándome en la sala, con mi mamá, y yo estoy mirándome al espejo.

Opté por un vestido color beige, pegado al cuerpo, de seda, con tiras en la terminación y escote en la espalda. Talla mi cuerpo a la perfección y mis curvas se lucen. En los pies me puse unas sandalias algo bajas. Mi pelo está suelto y hacía atrás, para demostrar mi cuello fino.

Hoy me siento hermosa.

Me suelto una sonrisa, corrigiendo mi brillo labial, y salgo de la habitación.

Veo si tengo algún mensaje de Esteban y ni siquiera aún me ha respondido.

Llego al pasillo y escucho carcajadas de mi mamá y mi mejor amigo. Eso me da gusto.

—Y entonces yo le dije que... —Se me queda mirando Lucio y no continúa su conversación—.

Me quedo parada al medio de la sala.

—¡Hija! —Se acerca mamá—. Si que has crecido. —Me da una vuelta—. ¡Hermosa!

—Gracias mamá. —Beso su frente—.

—Hola pequeña. —Me saluda sonriendo Lucio—.

—Hola rayito. —Sonrío—.

—¿Rayito? —Pregunta mamá—.

Por si regresas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora