Capítulo veintiséis.

49 3 1
                                    

Córdoba Capital, Argentina.

Sara.
No justifico mis vacios, a veces puedo parecer la persona más feliz del mundo, pero por dentro existen tristeza inexplicables, heridas que duelen en plena madrugada y en cualquier instante que siento soledad inesperada.
En el fondo de mi ser existen unos por qués sin respuesta, una historia que terminó mal, un abrazo que no se dió, una noche sin luna, un sentimiento que duele, una bala perdida, existen vacíos más grandes que otros, decepciones que nos marcan y palabras que se quedan tatuadas.

No, Lucio no dijo ni una palabra porque su teléfono sonó y me dijo que era una emergencia, que cuanto antes tenía que volverse a Córdoba Capital. No me dió explicación alguna, solo que su papá le había llamado. Lo que hizo dudar fue su distante comportamiento, el mismo que tuvo la mañana en la cafetería.

Algo esconde y no sé por qué lo tendría que hacer, lo que sé es que se trata de algo grande y necesito saberlo.

Ahora estamos camino a mi casa, ya es de noche. Tuvimos que dejar a Lucio y a sus amigos.
Cuando Lucio bajó del auto me miró con cara de culpa y se despidió con una amarga sonrisa y un beso en mi frente. Ya es preocupante.

En todo el viaje he pensado en ésa maldita llamada y no he podido pegar ni un ojo en el auto. Detesto ser tan ansiosa y no poder leer a todo el mundo.

¡Mierda!

Va sonando "Yo vengo a ofrecer mi corazón", de Fito Paez, lo cual no me ayuda porque la canción me hace sentir que habla de las promesas que nos hicimos con Lucio, de que siempre vamos a ofrecerle al otro nuestro corazón.. y ¿Por qué debería de esconderme las cosas?

Todo me lleva a pensar el por qué de su extraña actitud. Lucio es una persona segura y decidida ¿Por qué de la nada no puede mirarme fijamente a los ojos? ¿Por qué tanto misterio?

》》Me iré tranquilo y me iré despacio. 》》Dice la letra, y siento que se forma un pequeño vacío dentro de mi.

-Tierra llamando a Sara. -Habla Esteban con las manos en el volante y yo lo miro de costado-. ¿Todo bien vos? -Me pregunta mirándome-.

¿Bien? ¡TENGO UNA MALDITA CRISIS!

-Quiero gritar. -Digo exhalando, rascando mi cabeza-.

-¿Qué pasa? -Pregunta-.

-Estoy confundida con muchas cosas. -Digo pensando en Lucio, Fabricio, en él. Mirando por la ventana-. No sé con exactitud. -Me muerdo mi labio inferior-.

Esteban guarda silencio y toma un desvío, hacía la mujer urbana. Puedo notar que sonríe de lado y aumenta la velocidad por la rotonda que se viene.
Yo me agarro con fuerza para no caerme de su lado y lo miro con furia por lo que acaba de hacer ¡Eso no se hace! ¡Me dará un paro cardíaco!

Él se ríe a carcajadas y aumenta el volumen del esterio, ahora suena "acuerdate de mi" de Morat.

Puedo decir que Morat describe nuestra historia de "amor", con sus canciones y discos. Que no importa la canción, ahí estamos nosotros, en ésas letras.

-Nunca he estado cerca de aprender cómo olvidarte, para ser honesto, nunca lo quise intentar. -Canta, dándole pequeños golpes al volante con sus dedos, logrando que sonría-.

Maneja unos metros más y estaciona el auto en una ¿Vereda? ¡Está loco! ¡Tumbado!

Me mira sonriendo, con su mirada pícara y me toca la punta de la nariz ¿Está drogado?
Baja del auto y yo quedo aún sin entender nada. Absolutamente nada.
Veo como da la vuelta hasta llegar a mi puerta y la abre, quedándose en frente de mi.

Por si regresas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora