introducción

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Serena Rossi Díaz.

Si, ese es mí nombre... Muchas personas confunden mí primer apellido cómo mí segundo nombre, pero mí único nombre, es "Serena".

A lo largo de mí vida no llegue a conocer a ninguna "Serena". Conocí a "Selene", "Selena", "Celeste" e incluso "Helena". Pero nunca conocí a alguien que tuviera el mismo nombre que yo.

Todos dicen que mí nombre viene de las palabras "serenidad", "paz", "tranquilidad" y un poco si. Pero me decepciona decir que yo no soy todo eso. Que yo soy un huracán con piernas.

La historia de mí nombre es algo bizarra. Ya que cuando mis papás me fueron a anotar al registro, dijeron el nombre "Selena", pero la mujer escucho mal y anoto "Serena".
Pero no todo fue tan malo, porque cuando averiguaron el significado de mí nombre, se encontraron con que el nombre "Serena" significa "princesa" y bueno, tambien proviene de la serenidad.

Me gusta mí nombre. Lo que no me gusta es que confundan el "Rossi" como mi segundo nombre. Dale, no es tan difícil.

¿Donde escucharon el nombre, "Rossi"? Exacto, en ningún lado.

Tengo diecisiete años, vivo en Parque Patricios con mís papás y mis dos hermanas.
Soy la menor de las tres, y es un tanto reconfortante... Ser la "favorita" es incomparable.

Mí vida se trata sobre una sola cosa; la gimnasia artística, vivo y mato por eso.

Soy gimnasta desde que tengo seis años, y puedo asegurar que no existe mejor deporte que el mío.

Participe afuera y adentro del país. Represente a Argentina en tres ocasiones.,  En los campeonatos más importantes de la gimnasia artística.

El primer campeonato fue en España, gane la medalla de plata. El segundo fue en Colombia, gane la medalla de oro. El último fue el año pasado y fue en Cancún, volví a ganar la medalla de oro.

Durante los últimos once años participe en incontables competencias representando a mí academia, en la mayoría de ellas, obtuve el primer puesto.

Este año estoy entrenando para presentarme en las internacionales, llegar a las nacionales y por último, las olimpiadas en Estados Unidos.
Es lo que vengo anhelando desde que empecé en la gimnasia artística; entrar al equipo nacional femenino de Estados Unidos y a la universidad de California.

Es por lo que vengo trabajando y no puedo fallar, este año, es mí oportunidad.

Mis papás trabajaron duro para pagarme cada clase, cada viaje, cada traje y lo mejor de todo, siempre me apoyaron, siempre me acompañaron. No solo emocionalmente, sino que estuvieron en cada campeonato demostrandome su amor y su apoyo.

Por eso quiero hacer esto, para mantenerlos orgullosos y demostrarle que tantos años de esfuerzo, si valieron la pena.

Voy al colegio en el barrio de La Boca, este es mí último año y todavía no empecé, pero ya quiero que termine.

Hago turno mañana, ya que durante las tardes entreno, es así desde que empecé en la gimnasia.

Podría estar horas y horas metida en el gimnasio. La gente piensa que exageró cuando digo que hacer gimnasia artística es como volar., Pero realmente es así. Los saltos, las barras asimétricas y cada una de las cosas que haces en esta disciplina son increíbles. Hacer gimnasia, es lo más cercano a volar.

Me destacó en cuatro elementos de la gimnasia; en piso, en barra de equilibrio, salto de potro, pero sobre todo, en las barras asimétricas.

La dominación y facilidad que tengo para las barras asimétricas es increíble y siempre lo reconocí, se me da más ahí que en los demás aparatos.

La gimnasia siempre va a ser lo más importante para mí, eso es algo más que evidente.

Siempre fui muy extrovertida, siempre me gustó probar cosas nuevas e intentar hasta lo imposible, y creo que esa es una gran virtud. Ya que lo aplicó en la gimnasia y siempre termino intentando las cosas más difíciles, y hasta conseguirlo, no paró.

Mí vida no es tan complicada, pero si hay algo que si tengo en claro, es que siempre estoy en constante peligro. Un descuido, un pequeño detalle y una mala caída en un salto, me puede privar de hasta volver a caminar. Es algo con lo que convivo, el peligro de lastimarme.

Fuera de la gimnasia, tengo una vida normal, voy al colegio, tengo amigos y salgo algunos fines de semana. Trato de mantener la conexión con una vida común, ya que al pasar tantas horas entrenando me privó de hasta pasar tiempo con mí familia.

Y es que la presión de que tengo este año, es muchísimo más grande que la de años anteriores, no solo por parte de mí entrenador, sino por parte mía también. No quiero que las cosas sean diez puntos, quiero que sean once y en lo posible, once y medio.

Soy demasiado perfeccionista en mí vida cotidiana, algo que también es una virtud para el deporte que hago.

La precisión, la perfección. Son difíciles de alcanzar, pero es tan placentero llegar a ellas.

Y es por eso que esté año tiene que ser perfecto, el mejor de todos.

Y por esa razón, quiero que me acompañen en esta nueva etapa.

querido cáncer | truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora