capítulo dieciséis

876 47 6
                                    

Suspiré y abrí mis ojos, mirando a Jazmin.

—¿Estás segura?— cuestiono ella, algo dudosa.

—No, pero ya está. Si no lo hago yo, va a pasar de todas formas— asentí, sacándole la tijera de las manos y mirándome al espejo por unos segundos—. ¿Que tan malo puede ser?— trate de autoconvencerme, hablando en voz alta. Mordi mí mejilla interna para luego tomar un buen mechón y cortarlo.

Mí amiga se tapo los ojos unos segundos antes de que empezará a cortarme el pelo, mientras que yo me encontraba algo bugueada por lo que estaba haciendo.

Y así pasaron los minutos, en los cuales yo me cortaba el pelo lo más corto posible para poder raparme con más facilidad.

—Termine— comenté, apoyando la tijera en el tocador y mirándome al espejo, viendo mí pelo cortado de forma despareja.

Jazmin lentamente abrió sus ojos y me miró, su boca se abrió ligeramente, formando una leve O.

—Wow— fue lo único que salió de su boca.

—Si, wow— prendí la máquina de cortar el pelo—, ahora hace tu magia— asentí, pasándosela.

Ella solo asintió, acercándose y comenzando a raparme.

—Voy a flashear barbera. Te voy a pasar la uno y medio por todo el pelo, y después en la parte de abajo te voy a rapar con la cero— comenzó a pasar la máquina por lo cabeza, sacando el resto de pelos largos.

—Mí cabeza está en tus manos— me encogí de hombros, mordiendo los mejillas internas. Si había algo que amaba, claramente era mí pelo, y obviamente me dolía cortarlo, pero de alguna u otra forma iba a terminar pelada.

No soportaba el hecho de que se me cayera el pelo constantemente, así que decidí hablarla a Jaz para que venga a casa y me ayude a hacerlo. Así que acá estábamos, mí amiga haciendo de peluquera y yo siendo el maniquí de todo esto.

Podría ser peor...

Luego de unos minutos Jaz ya había terminado de hacer lo que había dicho. La verdad no había quedado tan mal, no me disgustaba; era algo nuevo y diferente, no era tan malo.

—Eu, fuera de joda te queda re piola— afirmó ella, apagando la máquina.

—Lo bueno es que voy a ahorrarme en peluquería— bromee, soltando una leve risa y acercándome al espejo, sacudiéndome el pelo.

—Buen punto— rió. Yo asentí, agarrando la máquina y prendiendola, ella me miró confundida—. ¿Que hac...

—Siempre quise hacer esto pero la gimnasia no me dejaba— calculé la zona en la que la quería y apoye la máquina casi al final de mí ceja, marcandome la famosa "línea en la ceja".

Ella alzó sus cejas sorprendida.

—No, pero— me miró con una leve sonrisa—. Me gusta, es nuevo y te queda bien. Sos una nueva Serena— se agachó un poco, dejando un leve beso en mí mejilla.

Yo sonreí, apagando la máquina y mirándome.

—Ya está, lo hice— murmuré y solte un suspiro, recostando mi cuerpo en la silla.

—Si, y no vas a ser la única— yo gire un poco mí cabeza y la mire, frunciendo mí ceño al ver qué se estaba mirando al espejo.

—¿De que habl...— no termine mí pregunta ya que me quedé callada al ver qué agarraba la máquina y la prendía, comenzando a raparse—. Para boluda, ¿que haces?— me pare frente a ella, tratando de frenarla, pero se corrió.

querido cáncer | truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora