capítulo seis

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Visualice el estadio Islas Malvinas frente a nosotros, ya habíamos llegado.

La competencia iba a ser acá... Jaz me estuvo pasando algunas fotos, la cancha de básquet está completamente llena de los aparatos de la gimnasia artística.

—Me dijo Claudia que ya nos guardo los lugares— comento mí progenitora.

—Hay mucha gente— musite, mirando la cantidad de autos en el estacionamiento.

—Y eso que es temprano— influyo Lucía.

Papá estacionó el auto y apagó el motor.

—Bueno mujeres, llegamos...— se recostó en el asiento—. Vamos Sere que hoy ganas el primer lugar— me alentó papá, y yo sonreí, mirándolo.

—Gracias... A todos, por acompañarme y hacerme el aguante— mis hermanas me abrazaron, mientras que mamá nos encandilaba con el flash.

—Bueno, ¿vamos?— pregunto mamá, nosotras asentimos—. Traten de bajar todo y no olvidarse nada.

Me asegure de tener mí celular en el bolsillo... Me baje del auto junto con mis hermanas. Papá me dio mí bolso, lo agarré y me lo colgué.

Bajamos todas las cosas, repartiendonos las mismas. Guarde mí celular en el bolsillo de la mochila que tenía Mica.

Se aseguraron de que el auto quedará cerrado y empezamos a caminar a la entrada del polideportivo.

Hay demasiada gente en la entrada y eso me aterra un poco. La competencia inicia a las doce, y apenas van a ser las once.

Después de unos minutos de hacer cola, llegamos a la mesa donde vendían las entradas.

—Hola, Serena Rossi, gimnasta del equipo de Federico Molinare— la chica asintió y me tecleo algo en su computadora.

—Si, acá estás... Hay anotadas cuatro personas, aparte de vos. ¿Es así?— asentí—. Muy bien, con el descuento serían dos mil pesos.

Mí papá asintió y saco su billetera, pago.
A mí familia les entregaron cuatro entradas y a mí un pase que le entregan a todas las gimnastas.

—Sigan derecho, y en la puerta principal les van a pedir las entradas— nosotros asentimos y nos despedimos de la chica para caminar a la entrada del gimnasio.

Mis papás y mis hermanas entregaron sus entradas, yo mostré el pase. Ingresamos y la mayoría de las gradas estaban llenas.
Sentía los nervios como nunca antes en mí vida.

—Están cerca de la viga— busque la viga con la mirada, estaba casi al final de la cancha.

—Allá— señale, ellos asintieron y empezamos a caminar.

Cuando ya estábamos cerca, pude ver el pelo de Jaz entre todas las gradas. Estaban en la primera.

—Ya vi el pelo de la colorada— Mica la señaló.

Caminamos hacía allí.

—¡Llegaste!— chillo Jaz al verme, sonreí y deje mí bolso a un lado. Ella se lanzó a abrazarme, correspondi rápidamente.
Ya estaba peinada y maquillada, tenía puesta la campera del equipo y un joggieng negro.

—Hola hijaeputa— la saludé sonriente. Ella dejo un beso en mí mejilla y nos separamos.

Saludé a su mamá y a su papá con un beso en la mejilla y me senté en las gradas.

—Me duele el culo, venía re incómoda— me quejé, ella se rió y se sentó a mí lado.

—Hay una sorpresa, pero te vas a enterar después. Ahora te tenés que preparar— elevé mis cejas.

querido cáncer | truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora