capítulo tres

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Joa estacionó el auto frente a una casa color marrón oscuro, con la mayoría de luces apagadas.

—¿Acá es?— pregunte, algo confusa, ya que no había ninguna iniciativa de que adentro hubiera joda.

—No, esta es la casa de Camilo, teníamos que pasar a buscarlo— respondió, asintiendo. ¿Camilo?, ¿quien es ese?.

—¿Quien es Camilo?— pregunté, ahora con curiosidad. Él tocó bocina, mirando por la ventanilla para luego correr su mirada hasta mí.

—Camilo Moretti, ¿no lo conoces?— cuestiono, enarcando una ceja. Negué—. Va a sexto b— me encogi de hombros, seguía sin ubicarlo.

—¡¿Moretti?!— pregunto casi de un grito, con Joa nos dimos vuelta a mirarla—. ¡¿Lo conoces?!— cuestiono expectante, mirando al rubio.

—Si, esta en el equipo de fútbol conmigo— comento, con su ceño fruncido.
Joaquín es algo reconocido en el colegio ya que forma parte del equipo de fútbol masculino, a parte de ser categorizado como el "tincho lindo"—. ¿Vos lo conoces?— pregunto, mirando a la colorada.

—¿Quien no lo conoce?... Es la pregunta— respondió con obviedad mí amiga. Yo hundi las cejas, como se nota que vivo en una nube de pedo, porque parezco ser la único que no sabe de quien mierda están hablando—. Él es mí amor platónico desde el año pasado.

Yo alce ambas cejas. Jazmín tenía tantos amores platónicos...

—Bueno, te voy a pedir por favor que no te comportes como una puberta y no lo espantes— pidió Joaquín, juntando las palmas de sus manos, haciendo el gesto de "por favor". Con Milagros reímos, mientras que la colorada rodó sus ojos.

—¡Tenés que hacerme la onda!— pidió después de unos segundos— ¡Porfa Joa, hacelo por tu amiga!— puchereo, haciéndole ojitos al rubio, quien rodó sus ojos y volvió su vista al frente para encender el auto.

—Lo voy a pensar, ahora concéntrate y no hagas el ridículo frente al chabon; porque ahí viene— con un movimiento de cabeza señaló hacia la casa, de dónde salía una silueta casi corriendo.
Se subió al auto, quedando al lado de Jaz, quien parecía que se iba a desmayar.

—Hola linduras— saludo el chico, era algo alto, morocho y con una rayita en su ceja.

—Ni lo intentes... La rubia tiene novio y la morocha es chiquita— advirtió Joaquín mientras ponía el auto en segunda. Yo le dedique una mala mirada.

—Bueno, me quedas vos colorada...— sonrió de forma coqueta, y yo apreté mis labios para no reír; sabía que Jazmín pronto se iba a morir.

—Jaz, contestale— dijo divertido el chico a mí lado, ya que la colorada no había dicho nada. Yo la mire, y ella estaba haciéndole fuck you al rubio.

—Hola— hablo la colorada, ahora mirando al morocho—. Me llamo Jazmín— se presentó.

—Que lindo nombre, yo me llamo Camilo— los mire por el espejito retrovisor, el asintió con una leve sonrisa—. ¿Y vos cómo te llamas rubia?.

—Mili— se presentó.

—Un gusto Mili— mí amiga le dio una sonrisa a boca cerrada y él asomó su cabeza entre los dos asientos—. A vos te conozco— elevé las cejas, mirándolo—. Sos la mimada de Joa, a parte de que te vimos en la tele compitiendo el año pasado... Joaquín nos obligó a ver— comento y yo solté una carcajada, no sabía eso.

—Me llamo Serena— el asintió y me estiró su puño, chocamos puños.

—¿Tenemos que ir a buscar a Mateo?— pregunto mí amigo, yo volví mí mirada al frente. ¿Mateo?, ¿y ese quién era?.

querido cáncer | truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora