Nos encontrábamos en la puerta del boliche. Adelante nuestro caminaba Nahuel, y siu había desaparecido hacia algunos minutos.
Observé una cantidad incontable de personas tan solo en la entrada, la mayoría eran chicas.
—No vamos a poder pasar por acá, nos van a tener como media hora— comentó el morocho, girandose para mirarnos—, vamos por allá— señaló el costado del boliche—. Ahora pido que nos abran— saco su celular y empezó a caminar hacia donde había apuntado anteriormente.
Jaz tomo mí mano para no perderme entre la gente, esquivamos las personas y seguimos al chico adelante nuestro, el cual iba hablando por teléfono.
—Bueno hermano, apura— pidió él y luego sacó el celular de su oído para guardarlo en su bolsillo, giro un poco su cabeza para mirarnos—. Ahora nos abren por atrás.
Elevé una ceja, ¿conocerán a los dueños del boliche? ¿y los chicos?. Opte por quedarme callada y no hacer preguntas, y camine junto a la colorada.
Un hombre de estatura alta abrió la puerta del costado, parecía ser un patovica. Nos dejó entrar, seguimos a Nahuel.
Subimos algunas escaleras y en cuestión de segundos nos encontrábamos en lo que parecía ser la zona vip del boliche.
Estábamos como en una pequeña terraza, la cual dejaba vista a las personas que estaban bailando abajo de forma desenfrenada. Había un pequeño escenario y varias personas se encontraban mirando hacía este.
—¿Quieren algo para tomar?— preguntó el chico, lleve mí mirada a él.
—Un fernet por favor— asentí y mire a Jaz.
—Yo lo mismo— pidió mí amiga, mirando hacía abajo. Nahuel asintió y desapareció para luego de unos minutos volver con dos vasos grandes de fernet.
—Gracias— respondimos al unísono con la colorada, agarrando los vasos.
Me apoye en la baranda y empecé a tomar—. Parece que va a venir a cantar alguien— comenté, viendo como varias personas estaban sobre el escenario conectando parlantes.
—Si, creo que sí— respondió Jaz, y por alguna razón mirando hacía otro lado.
Fruncí mí ceño. Estaba rara, estaban raros.
—¿Y los chicos?— pregunté, observando como las luces del boliche bajaban y como en la pantalla gigante atrás del escenario aparecía un logo; "trueno".
Observé la situación confundida y algo interesada, ¿quien era el famoso trueno?.
Un beat empezó a sonar de fondo, la gente se amontono al lado del escenario y una voz que reconocí al instante retumbó en los parlantes.
—¡¿Cómo está toda la gente de Mar del Plata?!— era Mateo.
Nahuel se puso al lado nuestro, apoyándose en el barandal y mirando hacía abajo con una sonrisa.
Los gritos aumentaban de forma rápida, en el escenario aparecieron Mateo y Camilo; ambos con micrófonos en sus manos.
Miré a Jaz de forma confundida, ella me miró—. ¡Sorpresa!— hablo algo fuerte ya que no se escuchaba mucho; sonrió inocente.
—No entiendo nada— comenté, volviendo mí mirada hacia abajo.
—¡¿Que onda perritos?!— se escuchó su risa retumbar en los parlantes, los gritos aumentaban.
—¡¿Como se escucha eso?!— hablo Camilo y luego de unos segundos comenzaron a cantar.
—¡Paseo a lo doggy enrolando unas flores. Voy con los mayore', menore' de edad!— Mateo cantaba y Camilo le hacía los coros.
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querido cáncer | trueno
Fanfiction"Sos amor, sos fuente de vida, sos fuerte". Serena, una de las mejores gimnastas de Buenos Aires. Lucha por llegar a las olimpiadas y entrar al equipo nacional femenino de Estados Unidos, pero una mala noticia surge de forma inesperada, obligandola...