Capítulo 41

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Una semana después, antes de iniciar su jornada laboral en las obras, Apuki recibió en su casa la repentina notificación de su traslado hacia Avaris

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Una semana después, antes de iniciar su jornada laboral en las obras, Apuki recibió en su casa la repentina notificación de su traslado hacia Avaris. La noticia, que lo tomó totalmente por sorpresa, vino además acompañada con la indicación de que tanto él como su familia debían preparar sus pertenencias y abandonar la capital en el plazo de un mes, y aunque las razones que se le dieron para prescindir de sus servicios en Tebas fueron aparentemente buenas, el hecho de ser el único oficial trasladado no logró hacerlo sentir tranquilo.

Envestida de su eterna paciencia, su esposa se encargó de preparar todas las maletas mientras él derrochaba las últimas noches en la casa de Senet junto a sus amigos. Judith se sentía sumamente afligida por tener que abandonar la capital: único lugar dónde vivían las personas que siempre la habían apoyado y aconsejado; quizás en Avaris, los abusos de su marido serían peores y ella no tendría un refugio al cual correr, como lo hacía en la villa.

Dedicó las últimas semanas de ese mes para despedirse de Jocabed y su familia, y a lo largo de sus visitas les regaló comida y algunos objetos que no podría llevar consigo. En los últimos días de la semana tuvo la oportunidad de encontrarse con Miriam, a quien no veía desde hacía varios meses; específicamente desde el inconveniente en su casa por las cestas de comida. Le alegró volver a verla porque no quería dejar ningún resentimiento al aire, y, al igual que Leila, se sorprendió al notarla tan cambiada. "Te ves hermosa, Miriam", le había dicho con una sonrisa melancólica, como si estuviese recordando a través de ella su propia transformación cultural.

Miriam le agradeció con una débil sonrisa que hizo juego con la tristeza en su rostro. En el fondo estaba satisfecha porque probablemente no volvería a ver a Apuki, pero sentía pena por Judith, porque ahora estaría más sola y desprotegida en Avaris al lado de ese bruto. Una vez más trató de convencerla para que se divorciara de él y permaneciera en la capital con sus hijos, pero no hubo razón que pudiera contra la ceguera de Judith, que aún amaba a Apuki y estaba dispuesta a seguirlo a donde fuera.

Finalmente Miriam y su familia se despidieron de ella, pues esa era su última noche en Tebas. Muy temprano en la mañana, Judith partiría en barco junto Apuki y sus hijos, y como no sabía si volvería a encontrarse con la familia de Miriam, les agradeció todo lo que habían hecho por ella y en pago por su amistad les entregó algunas joyas que Jocabed se negó a aceptar, pero que Judith dejó sobre la mesa de todas formas porque esa era la única manera en que sentía poder pagar su deuda con ellos. Cuando esta última se marchó, Jocabed le pidió a Miriam que se quedara a cenar con su familia esa noche. La comida ya estaba lista, Aarón y Amram ya se encontraban en casa, y aprovechando que su hija no tenía obligación de regresar al palacio porque era su día libre, Jocabed quiso reunir a la familia en la mesa como en los viejos tiempos.

Libi ShelekhaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora