De vuelta al palacio, Anat me aconsejó que mantuviera la calma y buscara por mí misma el documento de la liberación de los hebreos antes de hacer un escándalo frente a los ministros. Desorganicé tu oficina y la de Paser, tratando de localizar el acta de la liberación, pero de mis esfuerzos sólo me quedó un vano desespero.
—Paser tuvo que haberse llevado el documento a Menfis, tal vez por error —me dijo Anat—. Su asistente Simut siempre anda revolviéndolo todo. Tendrás que esperar a que él o el faraón regresen, mi señora.
—¡Algún ministro debe saber dónde está ese papel! —contesté, impotente y enojada, disponiendo mis pasos hacia la sala de audiencias para encararlos.
—¡Lo dudo! Un documento tan importante no podría quedar en manos de cualquier ministro. Paser es el Chaty de Egipto, y por tanto el hombre más importante después del faraón. Nadie más que él puede tener en su poder los documentos originales de los decretos.
—Entonces iré a Menfis.
Los ojos de Anat se ensancharon como capullos de flor de loto.
—¡Mi señora!, acabamos de regresar de dos extensos viajes. Debes descansar y cuidar de tu hijo.
Me pareció irónico que utilizara esa excusa para detenerme, cuando ella misma se había mostrado en desacuerdo por los tres meses que permanecí junto a Siptah después de su nacimiento. Quizás tenía razón y yo debía mantener la calma y aguardar a que tú volvieras para aclarar todo, pero yo no quería esperar para conocer la verdad; no quería quedarme encerrada imaginando cosas peores. Primero pensé en viajar a Tebas para hablar directamente contigo, pero el viaje a Menfis era muchísimo más corto y además resultó ser cierto que Paser tenía en sus manos aquel documento.
Me embarqué a Menfis un día después de haber llegado de Meydum, pero esta vez no llevé a Anat conmigo: la dejé en el palacio para que me cubriera la espalda en la sala de audiencias con los ministros. También pedí una vez más a la princesa Henutmire hacerse cargo de mi Siptah, pero le dejé la compañía de Loto para que no sintiera que estaba volcando toda mi responsabilidad sobre ella.
Del camino a Menfis no recuerdo mucho, salvo la ansiedad y la tristeza que me rondaba. Ni siquiera avisé que iría, por lo que mi llegada fue una sorpresa para todos. Ese día, Paser no se encontraba en el ministerio, sino en el harem principal. Me pareció curioso porque no había mucho que un sacerdote tuviera que hacer en ese lugar, pero al final entendí, dolorosamente, cuáles eran las verdaderas razones por las que él estaba allí.
La directriz del harem me recibió con amplias muestras de respeto y, al igual que el Nomarca de Meydum, se disculpó por no tener nada preparado para mi repentina llegada. Le pedí que no se preocupara y me fui conversando con ella hacia el interior de la casa. Adentro había un exquisito orden y una luz casi mística. El zaguán daba directo sobre un patio cuadrado y blanco de cal, con árboles florecidos de mimosas y el piso empedrado con los mismos azulejos de las paredes. Había un rumor de agua continua, macetas de flores hermosas en las cornisas y jaulas de pájaros en las arcadas. La casa entera estaba llena de gorjeos, voces de mujer y música de arpas y flautas.
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Libi Shelekha
FanfictionEl pueblo hebreo busca incansablemente a su salvador desde hace siglos. Moisés escapó de Egipto y parece que la libertad para los esclavos jamás llegará, hasta que Miriam parece hallar una salida en el corazón de Ramsés. "Libi Shelekha" es una histo...