❝Ya lo rompiste una vez, ahora es tiempo de reparar el daño hecho.❞
━━━━ La caja sube a fin de mes como es costumbre en el Área. Sin embargo, ninguno de los jóvenes que ya habitaban el lugar esperaban que llegase un niño, quien para mayor sorpresa...
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Capítulo XL:
Justo como lo habíamos pensado, Teresa seguía a Thomas ignorando por completo todo lo que había a su alrededor, incluyéndome.
Caminaba detrás de ella pegada a los gruesos y fríos muros de concretos que mantenían de pie aquellos grandes edificios.
Me había puesto la capucha de mi chaqueta y una mascarilla sobre la boca para evitar que más gente me pudiera reconocer, cosa que era bastante fácil de hacer considerando que habían por los menos cinco carteles con mi rostro pegados en cada esquina junto con la del resto de los chicos.
Gally me hizo una ceña desde la otra pared cuando vimos que Thomas giró en una calle casi vacía para que no los perdiera de vista mientras él giraba en otra esquina. Tuvimos que acelerar un poco más el paso.
—¿Thomas? —preguntó Teresa en alto, mientras también aumentaba la velocidad de sus pasos.
Mi mejor amigo abrió una de esas puertas de emergencia y se adentró en otro pasillo que desde lejos se veía menos iluminado en comparación en donde nos encontramos.
Apresúrense.
Rodé los ojos y corrí a la puerta que también abrió Teresa para entrar antes de que esta se cerrara.
Aquí vamos.
Ella se giró al notar mi sombra y su rostro palideció un poco más al verme.
—_______... ¿eres tú? —retrocedió un poco mientras sus ojos azules se entrecerraban levemente.
Solté un leve gruñido ante su voz. Me quité la capucha y la mascarilla para que pudiera comprobarlo por su cuenta.
—Al parecer soy muy difícil de olvidar —sonreí como pude y me crucé de brazos—, o puede que solo sea el remordimiento...
—¿Qué es lo que haces aquí? ¿Dónde está Newt?
Mi cuerpo se tensó cuando lo mencionó. De verdad, si todo no estuviera en juego y no dependiéramos de los siguientes minutos para no arruinar el plan probablemente me hubiera lanzado a golpearla hasta que no me quedaran fuerzas o tuvieran que quitarme de su encima. Preferí no responder,
Guíe mi mirada hacia un punto detrás de ella, haciendo que se volteara segundos después.
Ella soltó un leve suspiro cuando notó quien estaba también ahí.
—Thomas...
Traté de ocultar mi mueca de desagrado como pude al escuchar su voz tan aguda y rasposa.
—Hola Teresa —saludó él sin ningún atisbo de alegría, se mostraba cansado y realmente dolido de tenerla en frente de nuevo.
—No deberías estar aquí —volvió a mirarme—. Ninguno de ustedes. Si Janson se entera que están aquí-