ALWAYS WITH YOU ⋈ [The Maze Runner]

31.

Previamente:

En cuanto sentí el frío viento del desierto y la arena que entraba en mis zapatos, supe que ya no hablábamos de una idea. Eso era lo que íbamos a hacer.

A correr de nuevo se ha dicho.

Capítulo XXXI:

Mientras tratábamos de subir aquellas dunas, vimos como un escuadrón de guardias salía en nuestra búsqueda. Las linternas que llevaban aquellos hombres casi delataron nuestra ubicación.

Aris se tropezó a mitad de camino. Minho lo levantó tirando de su camiseta y seguimos andando hasta alejarnos lo que consideramos suficiente.

— ¿A dónde deberíamos...? —empecé a decir.

—¡Chicos! —el grito de Teresa hizo que dejara la pregunta en el aire— ¡Por aquí!

Vi la melena azabache de la chica desaparecer en la arena. Al chocar miradas con Newt, noté que también se había quedado sorprendido ante eso. Ni siquiera tuve tiempo de detener a Thomas cuando fue tras Teresa.

Este chico nos meterá en problemas a causa de ella.

—¿Tenemos que...?

—Me temo que sí, Newt —le dediqué una sonrisa de boca cerrada y luego me volteé hacia los demás chicos— ¡Hay que movernos!

Yo iba adelante tratando de averiguar por dónde se supone que debíamos de entrar. Apoyé mis manos en una estructuras metálicas y vidrio hasta encontrar la apertura por la que Teresa y Thomas habían desaparecido. Le di una mirada fugaz, y sin pensarlo demasiado, entré.

Todo parecía estar más oscuro y tranquilo adentro, con solo la luz exterior adentrándose por los enormes vidrios que formaban la cúpula. Unos segundos más de análisis me dieron la certeza de que este lugar se trataba de un centro comercial.

Traté de buscar algo en mi mente que me diera una imagen más fija de lo que nos rodeaba. Pero sólo recordaba que era y que es lo que se hacía normalmente ahí. Nada de tiendas específicas o caras conocidas.

Bajé un poco más tratando de ubicar a Thomas, que creía haber visto moverse por el piso principal. Todos los demás me seguían a pesar de no sentir ese lugar seguro. Digamos que yo tampoco me sentía en el quinto cielo.

—¿Thomas? —grité en un susurro —¿¡Thomas!?

—Aquí —respondió. Logré ver cómo movía sus brazos para indicar dónde estaba—. Estoy bien.

Traté de recuperar un poco el aliento en cuanto estuve a su lado, aunque no tenía idea de porqué me sentía tan cansada. Apoyé mis manos sobre mis rodillas y bajé la cabeza mientras esperábamos a todos los demás.

—¿Dónde está Teresa? —preguntó Sartén mirando de forma inquieta hacia todos lados.

—Está revisando más adelante, hasta ahora este lugar parece "normal"—hizo comillas en la última palabra—. Aunque no quisiera dar todo por hecho, por el momento.