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Capítulo XLIV:

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Capítulo XLIV:

Horas antes
«Recinto de CRUEL»

Matteo

Estaba temblando contra la pequeña camilla en la que me tenían atado. Pequeñas vías intravenosas estaban puestas en mis brazos, inyectándome no sé que clase de medicamento o droga. Tenía cables en el pecho y en la cabeza, todos ellos conectados a monitores y pantallas que registraban mis signos vitales.

Aunque no me sentía vivo en absoluto.

—Mierda... —me quejé cuando intenté moverme un poco para tratar de acomodarme.

Sentía un enorme dolor desde la parte baja de la espalda hasta la punta de los dedos de mis pies.

Noté una pequeña mancha de sangre en la venda que recubría mi muslo izquierdo.

—Una bala... —reí sin ganas—. De verdad que ya he visto todo de parte de Janson. Está loco.

Dejé caer la cabeza sobre la almohada que había en la cama y cerré los ojos. Pensando en una forma de poder salir de ahí.

Terminarán matándome. De eso no hay duda.

Escuché unos pasos por fuera de la habitación en donde estaba. No se trataba de una sola persona, estaba seguro.

Cuándo la puerta se abrió, no me sorprendió ver al idiota de Janson aparecer junto con una de las doctoras y una persona que no esperaba en absoluto.

—Ava... —comenté muy sorprendido, aunque no pudo notarse por como me quemaba la garganta.

—Doctora Paige —me quiso corregir el hombre, a lo que yo rodé los ojos—. Recuerda con quién hablas, muchachos.

La mujer, quién llevaba su cabello rubio en un rodete bien peinado, le hizo una seña para restarle importancia y luego le indico a la doctora que se me acercara.

—¿Por qué estoy aquí? —pregunté mientras parecían cambiar la bolsa de solución que me inyectaban.

Ava se sentó en la silla que había al lado opuesto donde estaba la doctora, y trató de sujetar mis manos entre las suyas,  posible. Desistió de hacerlo con un suspiro.

—Sabes que siempre he valorado tu trabajo aquí en el recinto —comenzó a decir—, eres brillante y eficaz para tu edad.

Una pequeña risa irónica se me escapó. Lo que hizo gruñir a Janson.

—Tampoco es que haya tenido otra opción —murmuré al mismo tiempo que cerraba los ojos brevemente, tratando de calmarme— ¿Pero eso que tiene que ver? ¿El premio por ello es tener una bala en el muslo?

La doctora terminó de acomodar todo nuevamente y anotó unas cosas en el expediente que colgaba de la parte delantera de la camilla.

—Todo está bien, directora Paige. El paciente está recuperándose muy bien.

ALWAYS WITH YOU ⋈ [The Maze Runner]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora