ALWAYS WITH YOU ⋈ [The Maze Runner]

63.

Capítulo LXIII:

La novata tragó en seco mientras trataba de mantenerse lo más recta posible, buscando no dejarse al descubierto por no poder controlarse, y enfocó toda su fuerza para que el temblor de sus manos no se notaran demasiado.

El pequeño lugar estaba en completo silencio, y por poco _______ saltó en su sitio del susto cuando sintió que Newt bajó su mano lo más despacio que pudo para sostener la suya durante un par de segundos, en un intento de que se tranquilizara.

Voy a hacerlo ahora...

Giró la cabeza levemente hacia Thomas. La voz del chico en su cabeza, había logrado distraerla de las náuseas y la rabia que la novata estaba empezando a sentir, pero solo estaban siendo reemplazadas por los nervios al ver cómo el castaño se acomodó el arma mejor y colocó el dedo en el gatillo, ya apuntando hacia la espalda de Janson.

Thomas. Incluso mentalmente, la chica parecía tener cierta pesadez en sus palabras para responder, por lo que inhaló profundamente. No.

—Trabajas tarde... —habló la rata, dirigiéndose a Teresa. Los ojos del hombre dieron una mirada casi imperceptible hacia los larchos atrás de él.

La chica se rio con suavidad, cómo si estuviera avergonzada. Una coartada muy buena para la situación.

—Hay algo que me gusta de ti —continuó él—. Que por más desalentadora que sea la situación, no te das por vencida... En momentos así, necesitas confiar en alguien.

Teresa lo vio de reojo, y sonrió de forma muy sutil antes de asentir.

—Lo tendré en mente.

—Hay algo más que deberías saber. Lo digo cómo amigo...

La novata rodó los ojos pese a que nadie podía verla.

Dios, cómo le gusta hablar a este hombre. Pensó.

—Thomas está aquí. Y sabes que no vino solo. Vigilancia los vio fuera de los muros —volteó la cabeza para mirar a Teresa fijamente, al sentir su mirada en ella también se giró hacia él—. Ava no quiere decirte, pero quizás él intente contactarte. Y si eso pasa, pues... Creo que me lo dirás primero a mí.

Unos segundos de silencio, pero podía verse claramente cómo el gesto de Teresa se endurecía al sostenerle la mirada a la rata.

—¿Vas a matarlo?

Una mueca bastante rara se adueñó de la boca de Janson. Era lo más parecida a una mezcla de sospecha y molestia.

—¿Sería un problema?

Las puertas se abrieron en ese instante, dando por terminada la charla.

—Aquí bajo —avisó ella mientras salía rápidamente.