Era real, Aaron era un Adanson y estaba aquí representando a su padre, adueñándose de lo que le pertenece a mi familia, de lo que con tanto esfuerzo tres generaciones se encargaron de mantener en pie.
Mis ojos no podían dejar de verlo, no podía moverme del lugar aun cuando en el fondo deseaba hacerlo, era como si mi cuerpo se desconectó de mi cerebro, como si un imán me anclara al piso.
Mi corazón se rompía en mil pedazos mientras le escuchaba hablar, mi piel parecía estar cubierta por fuego, ardía, un fuego abrasador calaba hasta lo más hondo de mi ser.
—Te lo dije —musita cerca de mi oído—. Este negocio no es para chicas.
Paul se para justo a mi lado mirando con orgullo el maldito teatro que él y su hijo han montado, puedo ver como en sus ojos brillan de satisfacción y malacia. Está lográndolo, está terminando conmigo de la manera más vil. Esto ha sido un golpe bajo. Jugo con mi mente, con mis sentimientos y emociones. Ellos supieron llevarme al precipicio y soltarme en el momento exacto para caer sin poder sostenerme. ¿Qué más puede pasarme ahora? Nada.
—Eres una escoria humana —mascullo sin alzar la voz.
Tiene que ser una escoria para hacer lo que hizo, ambos son unos miserables para estar juntos en un plan tan macabro, tan sucio e inhumano.
—Pequeña niña, te lo voy a repetir; apártate de mi camino, no me lo hagas más difícil porque no pienso tener piedad —advierte con el mismo tono que la vez anterior.
—Pues pienso morir en el camino —musito convencida.
Miro una vez más al hombre de traje impecable sobre el escenario, guardando en mi memoria esa imagen que jamás imagine, pero que está pasando. Giro sobre mis talones y salgo del lugar, no puedo seguir viendo este circo, no puedo presenciar un poco más como mi estupidez me tiene en esta situación o terminare desmoronándome frente a todos.
Subo a mi despacho, una vez dentro tomo mi bolsa. Necesito irme de aquí, necesito huir, huir muy lejos.
Cuando salgo del ascensor veo que la reunión ha terminado, todos caminan a sus puestos de trabajo, entre ellos Matt que camina junto a Santiago y conversan en susurros.
—Haley, es…
—Ahora no, Matt —digo esquivándolo cuando trata de cruzarse en mi camino.
No es momento para escuchar su sermón, no quiero que me diga que me advirtió que Aaron no era de fiar, no quiero escuchar sus maldiciones. No quiero saber nada más, no ahora que mi estabilidad se ha ido por el caño y siento mi orgullo pisoteado por todos los habitantes de la tierra.
Cuando salgo al aparcamiento una suave brisa impacta en mi rostro y es hasta ese momento que siento mis mejillas húmedas, las lágrimas han salido sin que me dé cuenta. Una opresión en el pecho me impide respirar profundo, pero cierro los ojos en busca de calma, de alivio, pero no es suficiente, esta vez no funciona.
Camino en dirección al coche y el chofer rápidamente se acerca.
—Iré sola —murmuro, a lo que el asiente y me entrega las llaves de uno de los coches de la compañía.
Tomo la carretera que me sé de memoria, mientras las lágrimas no paran, mientras esa voz en mi cabeza me dice cobarde, mientras mis demonios me atormentan. Conduzco pensando en qué pasaría si muero en un accidente de carretera, qué seguiría después de eso, ¿acaso mis alas al fin estarán completas?, ¿será posible que después si pueda emprender mi vuelo?
Estaciono el coche frente al portón de hierro forjado, está todo como siempre, solitario, con flores de colores adornando las lapidas del otro lado, pero no me permito pensar un poco más porque terminare tomando el camino de regreso. Así que avanzo a paso firme por el largo camino asfaltado hasta que a unos metros puedo distinguir esa lapida gris con letras de oro y me detengo, mi valentía se esfuma, mis piernas se debilitan y mi corazón palpita a toda marcha.
ESTÁS LEYENDO
Enfrentando a La Bestia
ChickLitSer valiente, fuerte y tomar las mejores decisiones es algo que solo se consigue después de perder el miedo, de haber sido débil y de haber cometido muchos errores. [SINOPSIS COMPLETA DENTRO] Obra registrada en el Instituto de la Propiedad Intelect...