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Garrett y Giséle Rosseau querían algo mágico, no necesariamente un hechizo o una criatura de cuento, solo querían tener su propia historia feliz, como en aquellas historias que tanto amaban. Isabelle fue una hermosa dama, maldecida por su c...
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Había tanto en ese castillo que ver y descubrir en sus habitaciones, historias... era como un... cuento de Hadas.
--Fue construido hace unos 100 años, se tardaron 5 para construirlo y 3 más para decorarlo a la perfección. --Decía Raphaël mientras caminaban por los pasillos tan bien detallados y coloridos, con objetos que resaltaban de las sombras de la luz de las velas.
--Llevan 50 años, cada objeto en este castillo que ven, ha tenido 50 años en ''vida''
Ambos hermanos rieron levemente.
--Y, ¿Les ha gustado el castillo? --Preguntó Chloé.
--¡Cómo no! Ustedes, toda la servidumbre que hemos conocido, son muy amables y lindos con nosotros. El único problema... --Giséle recordó, después de toda la noche, a la Bestia. Temperamental, misteriosa, cada gruñido, dando escalofríos. --La ama es... --Ni siquiera quiso describirla en frente de Raphaël y Chloé..
--Da miedo. --Admitió Garrett. --Es... tan misteriosa, y hasta... deprimente.
--Y gruñona. Y algo mala. --Murmuró Giséle, esperando que nadie la oyese.
--Y muy grosera. --Espetó Chloé, con algo de disgusto.
Raphaël suspiró tristemente, miró por la ventana por la cual la nieve aún podía ser visible. Allá afuera estaba la ama. Todos en el castillo, incluyendo Chloé (Por más que la odiase) sabían que Belle estaba herida. Nadie había sido capaz de calmar o soportar sus llantos, mezclados con rugidos, cada noche... eso era algo, que los Rosseau estaban lejos de imaginar, o saber lo qué estaba pasando.
No había nada que pudiese cambiar la forma en la que ellos la veían. Para ellos, era imposible que eso pudiese mostrar... ¿Compasión? ¿Amabilidad? ¿Humanidad?
Pensar en ello, para ellos, era pensar en una mentira.
--Puede matarnos. --Murmuró Garrett. Chloé y Raphaël no podían llorar, pero si hubiesen tenido esa habilidad en el momento, lo hubiesen hecho. Había algo desgarrador en todas las cosas malas que pensaban que la ama podría hacerles, y aún así sacrificar su libertad por su madre.
--Debieron dejar muchos amigos solo por su madre, ¿No? -- Preguntó Chloé.
Pero los chicos no dijeron nada. Para Chloé, si alguien no respondía una pregunta, era porque la respuesta era algo más triste. Y respetaba eso.
Pero mientras los 4 caminaban por los pasillos, Giséle pudo ver desde lo lejos esa puerta. La del cerrojo dorado, en el oeste.
