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Garrett y Giséle Rosseau querían algo mágico, no necesariamente un hechizo o una criatura de cuento, solo querían tener su propia historia feliz, como en aquellas historias que tanto amaban. Isabelle fue una hermosa dama, maldecida por su c...
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"El borracho empedernido, siempre será lo que ha sido"
"Dios al humilde levanta y al orgulloso quebranta"
"Entusiasmo desbordado, mata lo proyectado"
"Con el dinero conviertes, a sanos en sufrientes''
"En oportunidades perdidas, lamentaciones no salvan vidas''
Helen estaba leyendo en la habitación 192, hace mucho no tenía tiempo para leer ella misma como los Rosseau les estaban enseñando. De hecho, su cita anterior con sus amigos fue aquella vez que finalmente pudo ser la niña que hace mucho dejó de ser.
--¿Mamá?
Chloé y Adam tenían unos dulces de chocolate solo para ella (Sí, aún siendo muñecos podían comer un poco). Sonrió. --Merci, aunque... ¿Por qué lo hicieron?
Ambos se miraron uno al otro. --Bueno, mañana el hechizo se hace eterno, y no sabemos qué nos pasará. --Dijo Chloé. --Te hicimos esto porque, incluso cuando pudiste no criar a un criado más o a... --Sonrió tristemente. --A mí.... lo hiciste. Y creo que nunca te dimos las gracias por eso.
Adam besó a su madre.
Helen rió. --Cualquier madre lo hubiese hecho.
Los tres se reunieron en un gran abrazo. No sería el último, y tenían esperanza en que aún se sintiesen como humanos.
Había esperanza.
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La sala de baile nunca había tenido tanta magia, nunca había sido un lugar tan mágico, tan majestuoso, las pinturas seguían ahí, los ángeles igual, y la luz de sol al fin podía llegar a través de las ventanas.
Estaban seguros de que Belle lo amaría más que nada. Más que nadie jamás lo haría. Le habían agradecido a Danielle por ayudarlos y a los demás criados. Le habían pedido a Bridgette y Thomas unos tres de favores. El primero había sido decorar el salón de baile con algunos detalles. El segundo, una cena con Foie Grass, Pollo a la Vasca, Souffle de chocolate y coctel de coñac. La tercera, ya verán...
