La traición

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Desperté en un calabozo. Sí, en un viejo, sucio, oscuro, con barrotes, clásico calabozo.

No se escuchaba ningún ruido. Completo silencio. Hasta que alguien empezó a gritar.

-¡Noooooooooooooo! ¡Por favor! Tengan piedad, no elegí nacer así. Me uniré a ustedes. Por favor.

-No te necesitamos- dijo una voz grave.

-¡NOOOOOOOOOOOOOOO!- y la voz, se apagó.

Me senté en la cama de piedra y esperé. ¿Qué más podía hacer? Estuve así como por diez minutos cuando noto una pinza en el suelo. Era como una de las que ocupaba Mary para su cabello.

Me paré rápidamente. Nunca lo había hecho. Eso de abrir una cerradura con una pinza para el cabello, pero bueno, siempre hay una primera vez.

Traté por unos minutos cuando un guardia dijo:

-Comida-dijo mientras ocultaba la pinza en mi zapato.

Tomé la comida y, les juro, nunca había comida un pan tan rápido, y nunca había tomado agua con tal velocidad, menos una vez en clases de gimnasia... pero esa es otra historia.

Volví a sacar la pinza y la metí a la cerradura.

Finalmente, se abrió.

Salí lenta y calladamente.

Había un guardia de espalda vigilando la entrada. Por lo menos tenía una de esas pequeñas lanzas con somnífero en mi bolsillo.

Se lo clavé en su brazo y calló dormido.

Caminé buscando la salida cuando en un pasillo choqué con alguien. Levanté los puños en forma de defensa, cuando vi quien era. Liam.

-¡Liam!- susurré.

Él abrió los ojos como platos, y no respondió.

-¿Por qué haces esto? ¿Sabías quienes eramos cuando son conociste? ¿Acaso Harry lo sabe?-

-Jack... yo...-

-Puedes volver. Te perdonaremos con el tiempo. Por favor no digas nada.-

-Lo siento, Jack... ¡EL PRISIONERO HA ESCAPADO!-exclamó.

Lo miré con desilusión y enojo, y corrí.

Vi la puerta y aumenté la velocidad.

-¿Creíste que podías escapar Jack?- dijo el chico de cabello blanco en frente de la puerta.

-¿¡Quién eres?! En serio, me has perseguido y capturado, sabes quién soy, pero yo, NO TENGO IDEA QUIÉN ERES-dije enfadado.

Él rió.

-¿No te resulto familiar a alguien?

En realidad, no.

-¿A nadie?- repitió.

-No.

-¡Me parezco a ti! Soy tu hermano. Bueno, medio hermano. Mismo padre, diferente madre, bla, bla, bla... Me parezco más a Mary, solo que mi cabello es más claro y tengo distinto color de ojos. Y si te preguntabas, solo soy nueve meses menor que tú. Papá reemplazó a tu madre rápidamente.

-Sí, claro...- dije sarcásticamente.

-¡En serio!- dijo riendo.- Mira, sígueme, de todas formas no podrás ir a ningún lado.

Y tenía razón. Detrás de mí, habían dos Nigrum en frente de la salida. Por lo que lo seguí.

Llegamos a una gran habitación, y recordé que era la misma habitación donde Aaron nos puso a Mary y a mí.

-Hola de nuevo, Jack. Veo que conociste a Tyler.

Asentí.

-Debe ser raro saber que tienes un medio hermano. Pero es verdad. Su madre se llama Myrina, una mujer con poderes del Amazonas, excelente mujer. Ahora mismo está en Tailandia cazando a unos Rebeldes.

-¿Cazando? ¿Acaso son animales?- dije.

-Claro que sí- dijo Tyler riendo.- Los Rebeldes son peligrosos, Jack. Sin el control suficiente pueden hasta mostrarse al mundo y amenazar su existencia, y si los humanos saben que existen, un caos habría. Cada persona buscando a sus seres queridos que podrían o no ser fantasmas, los científicos buscarían razones de cómo y por qué pasa. La gente se volvería loca, etcétera, etcétera...

-¿Y cómo los cazan si ya están muertos?- pregunté.

-Ah... bueno, eso es lo interesante...- dijo Aaron con chispas en sus ojos. Se paró de su asiento, y fue a la pared de la derecha donde estaban muchas armas, espadas, pistolas, rifles, lanzas, entre otras armas y saco de un baúl un pequeño aparato cuadrado negro, con un pequeño círculo en el centro, con luces azules.

-Esto es a lo que llamo Caja del Destino. Atrapa a los fantasmas y personas para mandarlos a otra dimensión, donde son juzgados por un monstruo que capturé hace muchos años, para ser enviados a una buena dimensión o una mala. No me preguntes como son, porque no tengo la menor idea. ¿Y sobre el monstruo? Lo llamo Steve. Es una gran serpiente de tres cabezas. Cada una es para ver una parte de la vida. El pasado, el presente y el futuro. Pero también usamos pistolas con una magia negra que nos ayuda a transportarlos a la Caja del Destino. Aunque, si los queremos muertos, creo que tu ya conoces las armas que matan definitivamente a los fantasmas.

-¿Sorprendente, no es así?- dijo Tyler.

No dije nada. En realidad era muy piadosa la idea. Si alguien es malo, malas cosas tendría, pero si eres bueno, buenas cosas te pasarán. Pero está mal pensar que lo que hace el enemigo está bien, ¿verdad?

-Jack. Te entiendo, si estaría en tu posición, actuaría de la misma forma, pero, acéptalo. Nosotros estamos haciendo lo correcto, nosotros somos los buenos aquí.- dijo Tyler.

-Si son realmente buenos... respóndanme esto: ¿qué le hicieron a mi vecino de celda?

Se quedaron en silencio, mirándose entre sí.

-Respondan- insistí.

-No todos tienen el buen destino para la Caja del Destino. Cuando ofrecemos un trato por información, los mandamos allá, pero si no obtenemos nada a cambio, la mutilación es necesaria. Además necesitamos comida para nuestras... "mascotas"- dijo Aaron.

-Es verdad...- confirmó Tyler.

-Wow... Sí que son las mejores personas del mundo.

-Está bien, tal vez no seamos las mejores personas del universo pero definitivamente somos el mejor bando, y si te nos unes...- empezó a decir Tyler.

-Tyler, para. Déjalo ir.

-¿Qué?- exclamó Tyler.

-Nos veremos luego, Jack.-dijo Aaron sonriendo.-Recuerda que el juego no ha terminado...

Y reaccioné. Empecé a retroceder y di media vuelta a la salida.

Cuando estaba saliendo escuché a Aaron y a Tyler discutir.

-Siempre tendrás un hijo favorito, padre-dijo Tyler y fue lo último que escuché.

Como Morí (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora