La chica-tigre

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-¡Yo sé dónde hay una cueva!-exclamó Clary cuando les contamos a los demás nuestro plan. Todos estábamos sentados en la sala de estar de Adam.

-¿Por qué no me sorprende?-susurró Harry.

-Pero, es algo diferente... Es la guarida de mi manada, entonces, está... bastante decorada. No es una cueva normal-dijo cruzando las piernas.

-Si es una cueva, nos sirve-dijo Adam.

-Pero... necesitamos a un chico sin nada sobrenatural-dijo Brad.

Todos miramos a Adam.

-Mira que sorpresa. Yo-dijo Adam poniendo los ojos en blanco.

-Necesitas ofrecerle algo muy valioso-le dije.

Se tocó el bolsillo.

-Aquí está-respondió.

-¿Y dónde queda la cueva?-preguntó Tessa, mientras jugaba con el cabello de Brad.

-Cerca. Pero necesitamos auto-dicho eso todos miramos a Brad.

-¿Por qué mi auto? Cómprense uno.

-No todos podemos robar un auto-le dije.

Brad sonrió.

-Está bien. ¿Dónde está exactamente?-preguntó Brad.

-En el cerro Skylander-dijo Clary sonriendo.

Pasamos primero a comprar las cosas que nos faltaban. Mary usó esa oportunidad para comprarse un lápiz labial nuevo.

-¿Tenías que comprarlo ahora?-le pregunté cuando entró nuevamente al auto.

-Era el último. Y es morado claro. Morado claro. Quedaría perfecto con mi nueva camiseta.

-¿La nueva de Forever 21?-le preguntó Clary.

-Es muy bonita-dijo Tessa.

-¿Podemos dejar de hablar de moda, por favor? Ya me duele la cabeza-dijo Adam.

Las chicas rieron levemente.

-¿Preparado para la invocación, Adam?-le preguntó Brad cuando comenzó a manejar nuevamente.

-Listo y preparado-respondió.

-¿Y qué le vas a dar como ofrenda?-preguntó Tessa.

-El anillo de Lucy-dijo con total normalidad.

Todos nos quedamos en silencio.

-¿Y cómo has estado, Adam?-le preguntó Mary.

-Bien-respondió, y el silencio volvió a inundarnos.

¿Alguna vez has visto una cueva con puerta de entrada hecha de acero? Bueno, eso es lo que vi. Y hasta con cámaras de vigilancia alrededor.

Clary fue casi saltando de la alegría a tocar esa gran puerta.

Alguien abrió una pequeña compuerta en la entrada.

-¿Contraseña?-dijo un señor con un gruñido.

-Ciervo crudo-respondió Clary y la gran puerta se abrió.

Las paredes de la cueva seguían intactas, pero el piso tenía una gran alfombra roja con diseño. Había una gran sala con sillones, mesas y velas. Había pasillos con ¿habitaciones?

-Los lobos sin hogar se quedan aquí-explicó Clary como leyendo mi pensamiento.-Y aquí tenemos nuestras reuniones. Más allá hay unas celdas para los novatos, es decir, los recién mordidos, para sus primeras transformaciones. También a veces vienen viajeros, pero no de los normales-dijo con una pequeña sonrisa.

Como Morí (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora